En Sueño Profético decían:
¡Cuántas veces se repite la Enseñanza para evitar las enfermedades del espíritu y qué poca obediencia le pone el hombre!
Dijo uno:
El hombre tiene toda la atención puesta en la carne. El médico da el diagnóstico de contagio y, voluntariamente, se aleja el familiar. Lo deja inútil para el trabajo y tanto empresa como enfermo firman su acuerdo. Hay quien vivió toda su vida sujeto a un plan de vida riguroso sin llegarle la enfermedad que el médico le diagnosticó que podía llegarle. Que jamás le llegó, pero el diagnóstico lo dio un doctorado en medicina.
A esto el hombre muy pocas veces no hace uso de su obediencia. Pues si se citaran ramas que tienen que usar la materia todas verías respetadas: a un químico, a un veterinario, a un médico y también pon a un ingeniero y a un arquitecto, que meten una ciudad en un puño al mando de estos talentos. La firma que van presentando es obediencia y pagándoles despacio.
A este Escrito que de Arriba viene dictado, ¿cuánta obediencia y respeto le da el hombre, a lo que Dios siempre dice para que tú a tu espíritu lo conserves sin pecado?
Desperté, oí:
No es que te diga el Dictado que no te fijes del médico, arquitecto o veterinario, ya que el químico puede hacer, con un certificado, que a envenenarte no llegues.
Pero valora primero aquello que nunca muere.
Porque la carne, con cuido o sin cuidar, ahí la entierran los hombres.
Que, a veces, los entierran vivos porque nunca les llegará muerte. Y otras veces están muertos aunque movimiento lleven.
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Libro 67 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo VII
Está antes el espíritu que la carne,la obediencia a Dios que la obediencia al hombre,la Enseñanza del Cielo que la cultura.
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