En este Sueño Profético vi mucha gente. De aquel gentío vi presentarse hasta
once, y dijo uno:
Nosotros,
los Once, si hubiéramos callado todos, éstos no hubieran oído, y todos éstos no
hubieran hablado. Dios quiere que se hable de Él sin descanso: unas veces,
nombrándolo a Él, y otras, al Prójimo. Al nombrar a Dios, ya te acuerdas del
Prójimo. Y al acordarte del Prójimo, ya estás obedeciendo a Dios. La primera
obediencia que Dios quiere, es que oigas sus Palabras, y sin igualarlas con las
del hombre, las pongas en práctica.
Pide
humildad y amarás a Dios, y cuando Lo ames, te será fácil hacer todo lo que a
Dios le agrada. Por eso tiene que ser publicada la Palabra de Dios “diciendo”,
para que esta Palabra quede dicha, y siempre, al leerla, veas a Dios. Siempre
que leas algo que Dios mando escribir, esto es Evangelio.
Desperté, oí:
Tú
no dejes de comunicar todo lo que Dios te diga que digas.
Dios
es Dios, y el hombre es el hombre.
Dios
habla sin el hombre, y el hombre habla porque quiere Dios.
***
Libro 7 - Investigaciones a la Verdad - Tomo I - C10
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