En Sueño Profético decían:
El día que se ha ido dejando el sitio a la noche, ha sido un día de alegría, por el Amor que Dios envía. Ha sido alegría para todos “los que están unidos”.
Dios hace ver su Poder cuando su Ministro pone en la boca del Elegido la Comunión, Nombre de Él.
Dijo uno.
Es grande ver lo que el hombre no puede hacer: brotar de la boca del Elegido el Cuerpo de Cristo hecho agua.
Al ver esto, las dudas no pueden llegar.
Y ahora la “Piel de Cordero”: ¿Quién puede hacer que nazca agua del abrigo hecho con dicha “Piel”. Esto, al verlo, dice amén el que lo cree. Y el que tiene dudas, sin palabras, pide el Perdón, pensando: ¡Dios mío, en vez de dejarme verlo tendrías que haberme dado castigo!
El Ministro de Dios se ha llevado contento al ver que hay otros discípulos con estas Palabras de Dios en las manos. Pero esto recuerda la Última Cena, cuando los Discípulos oyeron lo que Él sabía que uno de ellos haría y que aquí dictan:
“En Verdad, en Verdad os digo, que uno de vosotros me hará traición”.
Desperté, oí:
Achícate el sufrimiento pensando en las alegrías que Dios te manda.
Y piensa que hoy nadie puede presentar esta Enseñanza, que no es de libros ni está en la Tierra.
El que Esto cree no puede vivir tranquilo sin oír estas Palabras.
Todo le parece frío y con vista de ciprés, recordando donde su nombre tienen que leer. Unos compadeciendo. Y otros, diciendo: “Aquí, ni lo vemos ni nos ve”.
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Libro 54 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VII - C2
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