En Sueño Profético decían:
El hombre Le pide a Dios más de lo que el hombre
merece. Pero no dice: “Señor, mándame lo que Tú quieras, que yo lo haré
contento y sin protestas. Al contrario, que seré feliz cuando más Mando me
dieras”. Esto sería lo menos que el hombre tendría que hacer sin pensara en
esta Vida.
Dijo uno:
El hombre, la Palabra de Dios no la valora. Que aquí
se está comprobando por el poco aprecio que le dan a estos Escritos, que son
sentencias, y el hombre sabe fijo que no son de la Tierra. Que vienen del Único
Dios, poderoso para hacer y para destruir sólo con mover la Tierra, o con
lluvia sin descanso, o con una gran epidemia que el contagio de la mirada
saliera.
Desperté, oí:
El hombre Le pide a Dios, y cuando la petición no le
llega, con palabras o sin palabras ya ofende con lo que piensa.
¡Qué verdad dicen en Gloria, que da pena el leerla!
Que el hombre, la Palabra de Dios no la valora.
No la valora ni la busca para irla presentando.
Para que vean que en este siglo del adelanto hace
falta la Presencia de Dios y no callarla, para que el bueno sea más bueno y el
malo sea menos malo.
Y ya contentas a Dios y te elige con su Mando.
Lo bueno que va por dentro no puede el hombre
callarlo.
Esto tiene que salir fuera como la hierba en el campo.
Como el trueno cuando existe el relámpago.
***
Libro 41 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo III - C5
No hay comentarios:
Publicar un comentario