En Sueño Profético decían:
Si amas a Dios antes que a nadie, ya tienes la Gloria segura. Si sigues al que Dios coge, ya tienes la Gloria segura. Si pecado hiciste y después lo odiaste, por Dios, ya tienes la Gloria segura. Si al Prójimo lo recuerdas cada vez que te sientas en la mesa, ya tienes la Gloria segura. Si sientes el frío del desnudo ya tienes la Gloria segura.
Dijo uno:
Estas respuestas las dio, varias veces, el Maestro al que le preguntaba cómo se ganaba la Gloria y cómo se perdía. Le hacía más preguntas el que menos Lo creía para así oír las respuestas y ver si eran de Dios o del hombre, para después Juzgarlo a su manera. Él, como Dios y hombre, contestaba con sentencia, porque el Padre en Él hablaba, y ya veían a Dios y a hombre poderoso y único. Sus Palabras, que salían rodeadas de su Aliento, sujetaban la muerte y daban la vida; hacían andar a los moribundos y dejaban sin palabras a los cultos y poderosos que creían que no era Dios, y si en algo creían, que fuera del Cielo, no querían que fuera sabio poderoso y único en la Tierra. Esto era lo que peor llevaban y lo que más les enfurecía.
Desperté, oí:
Estudiando este Mensaje y cumpliéndolo no preguntes si ganas la Gloria, porque Dios Hombre dio respuesta para el que quería Seguirlo después de dejar la Tierra.
El que Lo amaba Lo oía, quedando su cara seria por el que no Lo creía.
Seria no de seriedad, era seria de tristeza.
Cumple lo que manda Dios y ya vive tranquilo hasta que oigas su Voz.
Que la Gloria no se niega a aquél que la Gloria pidió.
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Libro 67 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo VII
La Gloria se pide en el trato que damos al Prójimo.
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