En Sueño Profético vi un camino de pinchos, y decían:
Este Camino de Dios,
que pinchos le pone el hombre,
al que Dios camina en él,
de cera se le convierte,
y si firme pone el pie,
la cera en grasa queda.
¡Cuánto aprende el que está al lado
de un espíritu arrobado!
Éste da las clases gratis,
y así pocos las quieren.
Yo, ya fuera del convento,
me paraba en cualquier calle
para hablar sólo de esto.
Había quien me conocía
y quería que le contara
si las reglas del convento
era que no me gustaban.
Yo volvía la cabeza
por donde salía la voz,
y rápida respondía:
“¡No! Es que no quiere mi Dios
que sus Mensajes se queden
ocultos en un rincón,
como palabra de hombre
que luego otro quitó”.
Los Mensajes de la Gloria
tienen que ser publicados
tal y como te los dice
un espíritu arrobado.
¡Cuánto sufrir pone el hombre,
y dice que ama a Dios!
¡Cuánto sufrir, que te quita
de que hagas oración,
y que pidas, y que ruegues
para salvar al pecador!
Si el hombre esto pensara,
pena tendría de Dios,
y pena del que recibe
la Inmensa Comunicación.
Yo recibía la alegría,
y me quería callar
para mi sola esta alegría.
Nadie puede figurar
la alegría que recibes,
y al querer comunicar,
la alegría se convierte
en un grandioso penar.
Desperté, oí:
¡Ay alegría de Dios,
que en pena el hombre convierte!
¡Ay alegría que no alegra,
porque a este Dios desconocen!
Desconocen y no aman,
por no querer conocerlo.
Pues si amas, ya conoces
el Eco de sus Palabras.
Este Dios, cuando ya amas,
los pinchos, cera se vuelven,
y con el pisar de Dios,
se quita hasta la mancha.
Yo, la alegría quería
que todos me la copiaran,
porque al tener esta alegría,
ya fijo que a Dios amaban.
¡Ay alegría de la Gloria,
que el hombre manchar no puede!
¡Ay alegría que suena,
aunque silencio le ponen!
Este silencio es repique
para la Gloria de Dios,
que lo oyen los cristianos
que ahí están en oración.
TERESA DE ÁVILA
***
Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - C7
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