En Sueño Profético decían:
Antes de tú mandar, ya está en ti el Mando. Si no hay entrega a Dios, no hay comprensión para el Mando que el Elegido manda. La comprensión la manda el Amor y la certeza de que el Mando va de Dios.
Dijo uno:
Mucho decía Jesús a los Discípulos:
“Aceptará más mi Mando y lo verá bien, el que más crea que Yo soy Dios Hijo, enviado del Padre, donde tengo que volver cuando mi tiempo se cumpla. Yo he bajado del Cielo para enseñar el camino de la Salvación. El que no acepte mis Palabras, no va por mi camino, y Yo me guardo mis Palabras. Las oirá en otro, pero no en Mí ni en el que Yo se las doy para que vaya enseñando”.
“Es mejor que se retire de Mí el que no crea, por si un día creyera y Me fuera a buscar pidiéndome el Perdón. Pues el que no se retira y no cumple mi Mando, Yo lo retiro y él ya se siente apartado”.
“Al que Yo le doy mi confianza puede decir: “El Maestro me ha premiado”. Este mismo premio Yo quisiera a todos darlo”.
Desperté, oí:
No tenía diferencias
Dios Hombre
con los hombres en la Tierra.
Eran los hombres
los que despreciaban su Presencia.
Tenía que coger
a los Discípulos y enseñarlos
a que en un sitio dieran silencio
y en otro sitio escándalo.
En uno sitios decir:
“El Maestro nos ha mandado”,
y en otros no nombrarlo.
No eran merecedores
de que les llegaran Palabras
que ellos podían oír
pero desprecio les daban.
Esta Enseñanza fue entonces,
y hoy lo mismo Dios manda.
***
Libro 15 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo III - C8
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