sábado, 23 de julio de 2016

Dios no lo quiere

En Sueño Profético hablaban de no querer lo tuyo y desear lo que no te pertenece, de buscar el peligro a sabiendas, y de comer lo prohibido sin pensar: “Dios no lo quiere”.

Todo este referir que Aquí en Gloria se refiere, es para Enseñanza de ahí, todo para Gloria del hombre.

Dijo uno que fue discípulo de un Discípulo de Dios Hombre:

Estas primeras palabras de este arrobo, fueron las que me hicieron pensar que, el Discípulo, hablaba Dios en su boca, aunque a la vista viera yo al Discípulo. Estas palabras y otras mucho más profundas, siguió hablando en el Nombre del Maestro.

Estaban Juan y Matías, y cuando llegaron los que estaban esperando –y yo también, aunque no me cuento–, empezaron a hablar de Gloria, de lo que les decía su Maestro, poniendo un comparar y poniendo unos ejemplos que, por prisa que tuvieras, te tenías que quedar. Y no les estaban hablando a hombres que no fueran del lugar de las letras y las leyes, eran hombres muy cabales en estudios de la Tierra. Pero ya, ante esto que Dios mismo enseña, ¿quién diría “yo sé”?, ¿quién diría palabras que mejor las comprendieran? Pues ya se quedaban parados, a grupos, que por querer saber no se marchaban. Y grande se hace el grupo, y a Juan y a Matías acompañaban hasta llegar al punto que esperaba el Maestro. Todo lo que ellos habían dicho, fue dicho antes por el Maestro. Pero el oír estas palabras que dicto, ya no tenían compañero. Estaba sentado con el resto de los Discípulos, y al vernos, Él fue el primero en ponerse de pie y mirar al Cielo. Ya dijo:

Juan y Matías, que la siembra sea cuidada por vosotros y por ellos, que mis Palabras vienen de mi Padre y son siempre de provecho”.

Y quedó silencio, y otra vez se oyó:

Del que no busque mi semilla y le dé desprecio pisando la tierra, Yo nunca le hablaré a mi Padre cuando esté en mi Reino. El que sigue a mis Discípulos, es a Mí al que Me va siguiendo”.

Desperté, oí:

En una Palabra dicha en Él sin que saliera dicha por Él en otro, se veía la diferencia, porque faltaba su Imagen.  

Él quería que enseñaran y aprendieran, cuidando Enseñanza y abrigando Palabras y Ejemplos.

Cuando quedaron sus Discípulos, sus Palabras iban oyendo.

Pero la Imagen de Dios, dicha en ellos: “Maestro”, la Tierra ya la perdió.


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Libro 13 - Hechos de Jesús Perdidos,  Hoy Dictados en Gloria - Tomo II - C7

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