En Sueño Profético hablaban varios. Decían:
Si al leer lo anterior a estos Escritos, en vez de leerlo en forma de programa, lo leyeran puntualizando, verían que el mismo que mandó escribir aquel Escrito era el que aquí manda escribir, o sea, que aquellos Evangelios eran igual a éstos. En aquéllos se ve la Palabra de Dios Vivo. En éstos se ve a Dios Vivo, pero “diciendo”. Allí ves un Dios de Amor, de Humildad, de Perdón. El Perdón y su Justicia, en este “diciendo”, es lo que más te recuerda. Dios le habla al hombre ofreciéndole su Amor, esperando que éste llegue para perdonarlo y recordarle que es el Dios de Justicia, para que no olvide que tiene que ser juzgado.
Desperté, oí:
Si este Dios no fuera Único y Poderoso, no hablaría así.
Dios coge al hombre rudo, porque el rudo no habla.
Si hablara el rudo, no hablaría Dios.
Dios coge al hombre para que hable de lo que Dios quiere que el hombre sepa de Él, no para que hable de lo que sepa del hombre.
Cuando sabes si Dios habla, es cuando tú has querido saber si habla.
Enfada a Dios más el que cree que ayer habló y hoy no, que el que ayer no creyó y hoy ama.
AGUSTÍN DE MÓNICA
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Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - C1
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