En Sueño Profético hablaban de la alegría del espíritu y de la alegría de la materia. Decían:
La palabra es la misma,
pero hay gran diferencia
en la alegría de adentro,
cuando te sale hacia fuera.
En cambio, notas corriendo
la alegría de la materia,
por ser alegría exigente,
alegría que te lleva,
como el caballo al jinete,
“pa” poder ganar la apuesta.
Ésta es lobo en el monte,
que para saciar su gusto,
no importa matar collera.
La alegría del espíritu,
tiene grande diferencia:
Hablando sólo de Dios,
haciendo lo que a Él contenta,
ya no te falta alegría,
y vas cayendo en la cuenta,
que alegría y caridad
es lo que menos te cuesta.
Y si vas profundizando,
esta alegría la llevas
a aquel que vive angustiado
por las cosas que no llegan,
que a veces se desbaratan
para librarte condena.
Desperté, oí:
¡Qué alegría es la alegría
del espíritu a materia!
¡Qué alegría manda Dios,
que después nada te llena!
El que vive sólo ahí
alegría de materia,
encuentra dificultad
en las cosas de la Tierra.
Ya le pueden dar lingotes,
ya brillantes por docenas,
que siempre tendrá un vacío
de la alegría por fuera.
A la alegría que es por dentro,
le oyes las alabanzas:
¡Dios mío, yo, cuánto tengo!
Tengo el mayor caudal:
¡Vivo siempre tu recuerdo!
Al que tenga esta alegría,
triste no verán jamás.
Porque Dios ya te alimenta
de Alegría Celestial.
La alegría de la Tierra,
es sepultura al final.
Haz que tu alegría sea
teniendo continuidad,
que alegría de materia,
es nube de temporal.
***
Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con el Padre Eterno - Tomo II - Capítulo 6
La autentica alegria viene de Dios y el espiritu la mantiene eternamente.
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