En Sueño Profético decían:
El Mensaje de Dios retira del Comunicante al que no ama a Dios. El Mensaje de Dios no lo busca el vanidoso. El Mensaje de Dios huye de él, el que está pecando y no quiere soltar el pecado.
Dijo uno:
Ya se ha dicho el que lo desprecia. Ahora comparemos el que a Dios ama; el que pecó y le entristece el pensar en lo que hizo; el que vive en el pecado y si le hablan del Mensaje, ya no vuelve; el que sus ansias de amar no le cansa el buscar donde a Dios Lo oyen; el que creyó en los Santos; el que reconoce los dones del que Dios elige; el que se mira al espejo y se ve los defectos; el que en silencio dice: “¡Dios mío!, yo no hago lo que aquél ha hecho, yo no desprecié el bienestar por irme al sufrimiento”.
Ya lo abraza el que pecado hizo y no le dieron consuelo, el que se cree despreciado y condenado sin remedio; éste busca el Mensaje como agua en el desierto; éste se puede hacer Santo aunque pecador lo vieron; éste abraza el Mensaje a veces dándole celos al que quiere a Dios mucho, pero un Amor en silencio, en silencio tan silencio que no sirve para acarrear al Cielo, tan silencio que él espera cuál será el Dios Verdadero.
Desperté, oí:
Si esto te habla de Dios,
¿por qué no oyes, cristiano?
Si esto te enseña a que ames,
¡no puede ser nada malo!
Lo que tienes es que decir:
Señor, yo, eso que hacen, no hago.
Quítame mi vanidad
y que oiga tus Palabras
donde Tú las quieras dar.
¡Si los Elegidos son
hombres como los demás!
¡Si Tú eres Padre Eterno,
queriendo a todos amar!
Señor, dame tu Perdón
por todo lo que hice mal.
Y te prometo seguir
tu Camino nada más.
Si practicas esta Oración,
aún te puede salvar.
***
Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 242-243-244
El Mensaje de Dios salva a quien lo acoge, y el ejemplo de éste acarrea al Cielo.
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