En Sueño Profético decían:
Haz la Caridad por Dios y no la hagas por el hombre.
Levanta al que esté caído, pero nunca le reproches. Porque puede que algún día tú caído te encuentres.
Piensa quién está mejor: el que se sienta a la mesa y le sirven la comida, o el que va poniendo la mano, pasan y no lo miran. Pero aún es peor cuando lo ofendes y miras.
Si aquí no sientes Caridad, no mires nunca hacia Arriba.
Dijo uno:
El hombre le pone la Caridad al que el jornal necesita. También éste Caridad necesita, pero pon más cantidad en el que la Caridad sea al espíritu, no a la comida.
Si la Caridad se hiciera siempre con la Enseñanza de Dios, la Caridad contestaba con Mando que daba Dios.
La Caridad hecha por Dios te da Paz y te da renta. Si no está hecha por Dios, que Caridad también te tengan.
Desperté, oí:
Es la Caridad lo primero
que tienes que presentar
para decir: “Señor, mándame,
que yo quiero tu mandar”.
Porque te caerán mandos
que tú no quieras llevar
porque la Caridad no sientas.
¡Qué cierto
que el que se sienta a la mesa
y le sirven la comida
está mejor
que el que pone la mano,
pasan y no lo miran!
¡Que puede que tenga mesa
y esperando comida!
Para tener Caridad
en esto que aquí dictan,
tienes que decir:
“Señor, yo acepto lo que Tú digas,
porque Tú eres el Dios
de la Verdad y la Vida”.
***
Libro 20 - La Palabra del Creador - Tomo II - Pág. 52-53-54
El que está sentado a la mesa y no mira al que pasa y pone la mano, está más necesitado de Caridad porque no le toca a él juzgar.
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