En Sueño Profético hablaban de la Fe. Hacían comparaciones y luego explicaban. Decían:
Vida es Fe y Confianza en llegar al Sitio prometido por Dios. Dios da vida temporal al cuerpo y promete la Eterna al espíritu. La Fe te hace tirar del peso de esa vida. Y la Confianza te premia con darte la Gloria. Fe: trigo que siembras. Y Confianza: te da la recolección. Si falta Fe no echas el grano en la tierra. Y si no echas grano, ¿cómo salir siembra? Por eso la Fe es el grano, y la Confianza te da la cosecha.
Más de una vez dijo Jesús a los que Lo seguían para aprender:
“El que no presente la Fe antes que el cuerpo, no Me tiene porque soy Dios. Ahora, viéndome de Hombre. Antes, en Espíritu, como cuando vaya al Padre, y ya nadie verá mi Cuerpo, nada más que el que mi Padre suba su espíritu a mi Gloria, y allí verán a Dios Padre sólo con Espíritu, y a Mí Me verán como hoy Me estáis viendo, por siglos, sin que mi Cuerpo tenga fin, como mi Espíritu, que vive antes que el Cuerpo. Si aquí no presentáis Fe, ¿qué podéis enseñar de lo que estáis oyendo?”.
Desperté, oí:
Si no pones Fe,
pecas al referir
lo que el Maestro enseñaba.
Si no tienes Fe,
ni en lo fácil a Dios llamas.
La Fe es el alimento
y sustancia del contacto
donde la vida no falta.
El que no vive la Fe,
el sufrir le hace de capa.
Y de tinieblas sin luz,
y nunca le verás ganas
de decir:
“Señor, que yo tenga tu compaña,
que Tú a nadie te niegues
cuando oigas que Te llaman”.
El que viva sin vivir este sentir,
que le cambie las palabras.
Y que diga:
“Señor, dame Fe,
que la vida se me acaba,
y no puedo comprender
el decir estas Palabras”.
***
Libro 15 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo III - C6
La Fe es el don más preciado que podemos pedir.
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