En Sueño Profético decían:
La Paz puede acompañarte y la Paz puede esperarte en el sitio donde la Paz tengan, lo que tú tienes que hacer es buscarla, o si la tienes, llevarla por los sitios que la quieran.
Dijo uno:
La Paz es antorcha que llevas encendida en la noche sin Luna y sin estrellas. La Paz es tela de Aquí, del alto Cielo, de alguien que la pasa aunque no veas su cuerpo, que acaricia al que la vive. La Paz el que la tenga no hace nada violento, no se alborota hoy y Paz deja para luego. La Paz es la primera antesala del Cielo, que si vives Paz todo lo harás bien hecho, porque a la Paz le acompañan justos y medidos consejos. Y tú mismo te aconsejas cuando te vengan caminos llenos de impedimentos o tentaciones que vuelan con inquietud a tus hechos, queriendo retirar la Paz porque son consejos inquietos. Al que la Paz le acompaña o el que va donde la Paz se encuentra, todo lo verá tan bajo que le verá altura de Tierra que va pisando sus pasos.
Desperté, oí:
¡Cuántas cosas grandes se han visto con Paz, que al pronto parecen chicas!
Y cuántas se hacen grandes porque la Paz desconocen.
Son más las cosas pequeñas que grandes llama la gente, porque viven sin vivir el Amor de Dios presente.
Presente en el sufrir, presente en el contento y presente cuando ahí dicen enfermedad sin remedio.
Hay a quien le ves Paz y no le ves con contento, porque el contento sin Dios puede pasar a sufrimiento.
El que sufre y tiene Paz Dios sabrá lo que está haciendo.
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Libro 67 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo VII
La Paz es consecuencia de la Confianza en Dios y el sello de quien Le ama.
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