En Sueño Profético decían:
Dios permite, juzga y premia.
Si crees en esta Vida,
desprecias el Permitir
y ya vives alegría
esperando que te juzgue
y Premio mandarte ahí.
Dijo un espíritu que Dios manda:
Si el Permitir Dios lo quitara,
el hombre haría una vida
buena de cuerpo,
y de espíritu renegada.
Y si pocos aman a Dios,
menos habría que Lo amaran.
Dios permitió que los clavos
su Carne la traspasaran.
Y que las manos del hombre
a su Cabeza llegaran,
clavándole aquellos pinchos
y ensangrentado su Cara.
Si el hombre pensara esto,
no podría decir:
“¿esto por qué me pasa?,
¿por qué lo permite Dios?”.
Si el hombre echara memoria atrás,
y empezara a traerse a su cabeza
lo que el hombre Le hizo a Dios
desde que bajó a la Tierra,
pondría una pena grande al que dijera:
“Dios, ¿por qué permite esto?”.
Desperté, oí:
Pídele a Dios con ganas
que ni tu cuerpo ni tu lengua
pronuncien estas palabras:
“Señor, ¿por qué permites esto?
¿Por qué el bueno sufre?
¿Por qué sufre el que Te ama?”.
“¿Por qué hay tanta diferencia:
unos, sin tener lo justo;
y otros, de tanto que tienen,
tienen que llevarles cuentas?”.
¡Pídele a Dios con ganas
que ni tu boca ni tu lengua
pronuncien estas palabras!
***
Libro 18 - Dios no Quiere, Permite - Tomo III - C5
Si no nos corresponde juzgar al hermano ¿quién se atreverá a juzgar a Dios?
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