En Sueño Profético decían:
Si te falta Amor a Dios, nunca tendrás alegría duradera en tus actuaciones, en las actuaciones que en la vida material se te vayan presentando. El Amor a Dios es el que te hace caminar:
Aquí camino, allá descanso.
Aquí me veo sin fuerzas,
y si un momento me paro,
ya sale Dios a mi encuentro
y olvido ya lo pasado.
Si no hay Amor de Dios,
porque tú lo has despreciado,
dura te será la vida,
siempre cogiendo y soltando.
Dijo uno:
El Amor que se pone por Dios, Dios te lo manda por cargas. Si haces una cosa por Dios, Él a millares te manda cantidades de valores de los que en la Gloria te guarda.
A los Elegidos los ha presentado el Amor, y ya Dios los lleva a que vivan con las Divinidades de su Reino. A este Amor no le guarda secretos cuando están sólo en espíritu. Cuando salen de su Gloria, ya llevan Amor, Fuerza, Sabiduría y Poder –esto cuando salen–. Cuando entraron, sólo entraron con Amor, sin saber el pago que tendrían.
Desperté, oí:
Es el Amor
el valor más grande
que para Dios se tiene.
Si no ve Amor,
no te da Sabiduría.
Si no ve Amor,
nunca te traerá a su Reino,
porque al enseñarte sin Amor,
no sentirías a Dios del Cielo.
Nunca supo el Elegido,
que Dios ya lo estaba viendo.
El caminaba en Amor,
aceptando y repartiendo.
Aceptando por ser Dios,
y repartiendo el ejemplo;
luego, que disponga Dios.
Él enseña a que ames
a todos con el mismo Amor.
Pero el hombre Lo desprecia
y dice: “¿por qué eligió?”.
Si valorara actuaciones,
a Dios pediría Perdón.
***
Libro 11 - Te Habla el Profeta - Tomo II - C1
Somos criaturas del Amor. Ese es nuestro valor y nuestra esencia.
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