En Sueño Profético decían:
La muerte y la vida son dos compañeras que siempre están juntas. Con la gran diferencia de que la vida es la que exige y, a cambio, nada te entrega. Porque la vida es egoísta y te quita de que pienses en la muerte, que es la que te puede dar una Vida Eterna. Que ésta no te exige nada, te enseña a que a Dios quieras, porque tú final será decirle adiós a la vida, a la vida de materia.
La muerte y la vida
son dos compañeras.
Una es bien tratada,
y antes de que se queje,
ya acudes a ella.
A la muerte no oyes
consejo que diera,
que todo es por tu bien,
para cuando mueras.
Que este momento
ya lo sabe ella,
y tú la maltratas
y de Dios no te acuerdas,
sabiendo que Dios
quiere que recuerdes
que hay otra Vida
después de que mueras.
En cambio en la vida,
que tanto te exige,
todo es para la Tierra.
Nada llega Aquí.
Desperté, oí:
Era muerte que queda en muerte
y Muerte de Vida Eterna,
el diálogo de Gloria
para que el espíritu aprendiera.
La vida y la muerte
son dos grandes compañeras.
Si tu vida ahí es con Dios,
la muerte, con Dios te lleva.
Si tu vida fue
al servicio de la Tierra
y a los cuatro garabatos que distraen
y que de Dios te alejan,
la muerte Aquí, a Gloria, no te trae.
Siendo la misma vida
y la misma muerte,
no está igual vivida.
Vida con Dios.
Vida lejos de Dios.
Pues igual,
siendo muerte para todos,
a unos los lleva
la muerte a Vida Eterna.
Y otros, muertos
para Dios quedan.
Por eso es responsable
el que de Dios no enseña.
Luego, una vez enseñado,
que coja la Libertad
y ya le mandará a la muerte.
Por su vida de oración
o por su vida de pecado.
Pero tienen que enseñar
que Dios existe
para el bueno y para el malo.
El bueno, para que siga
haciendo el bien sin descanso.
Y el pecador, para que diga:
“Señor, ¿cómo irme de lo malo?”.
***
Libro 18 - Dios No Quiere, Permite - Tomo III - C5
La tierra distrae y engaña a quien no ha recibido enseñanza. Por eso es responsable el que de Dios no enseña.
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