En Sueño Profético se oía a Dios Hijo con estas Palabras:
“El que cree en Mí, busca al que Yo traigo a mi Gloria para que le diga lo que es para mi Reino o lo que es para la Tierra”.
“El que creyó en mi Padre, Me busca a Mí”.
“No puedes creer y despreciar ofendiendo, porque el desprecio cierra las Puertas de mi Gloria”.
“El que desprecie al que Yo elijo, que no me llame a Mí cuando mi Poder le haga falta para seguir con Vida Eterna en la Gloria”.
Desperté, oí:
No se merece el hombre que Dios mande estas Palabras a la Tierra.
No se merece el hombre que el Perdón Dios le diera.
Al oír estas Palabras te haces fuerte, pero, te da miedo el pensar lo que te llega, por si a Dios enfadas.
Tienes que pedir a Dios que no ejerzas el pensar que te acompaña.
Decían en el Arrobo:
¿Quién puede decir: “Yo he oído a Dios y a mí me habla”?
Todo se puede decir, pero no cómo es su Habla.
¡Es el Poder que te abraza!
Es un Poder que te obliga a que no calles estas Palabras.
Aunque el Mando es de Dios, al oír sus Palabras, ya no sabes dónde ir para que Esto se cundiera y fuera como la Luna y las estrellas, que nadie duda de ellas, porque saben que existe la Luna y las estrellas y, aunque las tapen los nublados, en el Cielo quedan.
Pues estos nublados para no ver a Dios son las ofensas que el hombre a Dios le manda y la falta de Amor que le hace despreciar estas Palabras.
***
El mismo Dios nos dice que si se cree en Él se busca dónde da sus Palabras. El ejemplo que vivimos es que muy pocos creen en Él, por la soledad que ha vivido el Profeta.
ResponderEliminarDespués de este Mensaje sólo me queda el deseo de dar las gracias a Dios por mandarnos sus Palabras y el ruego para que ilumine mis acciones para no ofenderlo.
ResponderEliminarEstos mensajes son los que más me gustan, los que habla directamente Dios, y también los Hechos de Jesús. No se puede añadir nada de comentario, no hay palabras.
ResponderEliminarQué fácil era amar a Dios siguiendo los pasos del Profeta, qué sencillez en sus palabras, en sus hechos, lo hacía todo tan fácil, que sin querer aprendías y luego costaba más trabajo hacer el mal que el bien.
ResponderEliminarLos nublados de los que habla el Mensaje pretenden que el hombre no ame a Dios, ya que no es posible conseguir que Dios no ame al hombre.Por mucho que se quiera negar,es El Que Es.
ResponderEliminarOpino igual que ruzillo. Siempre me dejan una huella especial los Mensajes en los que Jesús da sus palabras.
ResponderEliminar