Libro 14 - Dios Manda en Su Gloria Que Enseñen - Tomo II
Hace ya un año, recibí en mi despacho de la Facultad de Ciencias, la visita de dos chicas de Córdoba que se presentaron como dos buenas amigas de Ana García de Cuenca y me solicitaron que les apoyara en la solicitud del Premio Nobel de la Paz para ella.
Tengo que confesar, que aunque ya llevo en esta ciudad doce años, y como ocurre con tantos otros compañeros del entorno de la Universidad, vivo para mi sonrojo un poco de espaldas a lo que ocurre en el entorno de ésta, mi nueva patria de adopción. Al manifestar este hecho, me informaron sobre las actividades de esta mujer, y me dieron a leer uno de sus Libros. El resultado fue, inmediatamente, colocar mi firma en el escrito mencionado. Y es que Ana, y eso lo he podido comprobar posteriormente, al conocerla de una forma personal, es ese tipo de persona que dedica su vida de una forma desinteresada a ayudar a los demás, y hoy día, en un mundo tan materialista, es un hecho poco común.
Es evidente, que haciendo abstracción de las creencias propias de cada individuo, el valor de la solidaridad, es un hecho de aceptación universal. Por ello, iniciativas y esfuerzos, en este caso, además, con alto costo personal de renuncia, deben de ser apoyados por las personas que, en muchos casos, nos dejamos llevar por las frías circunstancias de los hechos científicos, olvidando que algunos acontecimientos aún no pueden ser explicados ni con números ni con teoremas.
Es pues para mí un honor, poder poner mi firma como prólogo de estos Libros con el profundo convencimiento, de que Anita seguirá esparciendo su bondad y simpatía entre los cordobeses, antiguos y nuevos.
Eugenio Domínguez Vilches
Decano de la Facultad de Ciencias
Universidad de Córdoba
No sólo tiene valor su solidaridad, sino el ser mensajera de Dios y testigo, en la vida terrena, de su Gloria.
ResponderEliminarRecuerdo que en la sección del blog: "Primeros hechos sobrenaturales", cómo Ana dice a Dios: ¿Cómo me van a creer?, a lo que Dios responde:
ResponderEliminar"YA LO DIRÁN HOMBRES DE CIENCIA". Y hombres de lo avalan.