En Sueño Profético oí la Voz de Dios Hijo, que decía estas Palabras:
“El que desprecie mis Palabras, no es digno de venir a mi Reino”.
“El que Me oculte entre los vivos, Yo Me esconderé cuando a él, el hombre lo dé por muerto”.
“Yo voy sembrando mi Palabra, y el Lugar vive mi Ejemplo”.
“Aún está llorando Israel, y Pena se ve en su suelo”.
Antes de oír la Voz de Dios, se oía un fuerte ruido de aire. Luego, cuando ya no se oía su Voz, quedó mucho silencio. Luego, se oía cantar, como canto sólo de eco.
Dijo uno de su Gloria:
Si las Palabras de Dios llevaran al hombre al pecado, las buscaba el hombre, porque el hombre prefiere palabras y acción, de pecado.
Si el hombre lee, cuando estén publicados estos Libros, las Palabras que han dictado en esta Gloria, tiene que pensar en la muerte y en su presentación ante Dios.
Desperté, oí:
Todo lo escrito es Dios,
aunque firmen con otro nombre.
Este arrobo empezó
con Fuerza de Dios en aires.
Son los clarines de Dios
que la Gloria va en el aire.
No se acaba de saber
lo que en esta Gloria hay.
Debía el hombre de nacer
cuando leyera el Mensaje.
Y hacer su confesión
habiendo hombres delante.
Estos Escritos se ve
que aún no ha llegado el hombre.
Que así serán publicados,
para que juzguen los hombres.
¡Es pena, para pensar,
que a Dios Lo juzguen los hombres,
cuando tenían que adorar!
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Con frecuencia identificamos alegría con Tierra, y tristeza con Gloria.Ese rechazo, por ignorancia y miedo, es nuestra perdición.
ResponderEliminarNo se puede estar de rodillas rezando y no querer estos libros, así damos mal ejemplo
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