En Sueño Profético vi mucha gente, y al lado había más bien pocos. Estos pocos los separaba una anchura de unos dos metros.
Dijo uno, señalando a los pocos:
Éstos son espíritus que viven con Dios, espíritus que están despegados de las cosas materiales –tenían todos, los pies, una cuarta levantados del suelo–. Estos espíritus viven Gloria con materia. Y estos otros, viven momentos tibios, momentos de angustia, momentos de ansiedad, momentos de frenarse diciendo: “Ahora, ¿qué quiero? Ya llegué. Y ahora, ¿qué hago?, ¿dónde iría que mi ansiedad se saciara? ¡Para esto…, morirse!”. Esto es un espíritu que no se despega de las cosas materiales.
Dijo Santiago:
El Maestro siempre nos decía estas Palabras: “Se verá el que más ame al Hijo del Hombre, en el desprecio que tenga a las cosas materiales. Abandonará a padres, y los padres a los hijos, por seguir al Salvador de los pecadores. El que no hiciera esto, amaría a todo antes que a Mí, y ya no Me ama”.
Desperté, oí:
Dios quiere que Lo sigas para salvar a pecadores.
Dios quiere que Lo sigas para llenarte de Él y repartir Amor a tu regreso.
Si sigues a Dios, Lo amas. Y si no Lo amas, no Lo sigues.
El que a Dios ama, Dios le da tiempo para que Lo siga, aprenda y enseñe.
El que a Dios ama, ya le da Dios tiempo y Palabras para enseñar.
Deja todo por Dios, y no dejes a Dios el último.
Si dejas todo por Dios, no dejas nada, porque Dios te lo hace.
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Cuando nos dedicamos con Amor y Confianza a las cosas de Dios, Él se ocupa de nuestras obligaciones terrenales.
ResponderEliminarEs para reflexionar que Dios diga que se dejen a padres e hijos por seguirlo,y al marido no lo nombra; es tan importante la unión que Él hace del hombre y la mujer que, en ese caso no deja que se separen por Él.
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