En Sueño Profético vi un sitio como una nave grande, pero era hondo, como un pozo. Parecía que salía humo pero no era blanco, era gris feo, era de la escala del negro. Querían salir de allí y yo quería irme. Oía como chillar, pero sin arrepentirse en la forma de gritar. Era algo que no miras porque no puedes mirar, porque algo te repugna. Era algo que no deja que te acerques porque quitabas el mal. Era algo peor que cualquier tormento.
Ya dijo uno:
Este sitio es el lugar en el que viven los espíritus diabólicos. Este sitio tiene libertad para vivirlo con espíritu o con materia, pero cuando está el espíritu sin cuerpo no pueden llegar a lo Divino. Dios puede hacer Visiones para Enseñanza, pero quedan sin actividad maldita.
Este lugar, su mismo vivir, da fuego en cieno, da humo sucio, da odio al saber que esto quisieron los que a Dios mataron, los que no podían oír Maestro, los que tenían, viviendo con ellos, espíritus malos. Estos espíritus malignos, malditos, forman el Infierno, pues ésta es la vivienda del que dio muerte, en el Madero, al Maestro.
Dijo el mismo:
De aquí salieron muchos y luego más vinieron. Dios no puede perdonar al que quiera vivir en el Infierno. Una vez que entran ya son humo negro, cieno, malditos, veneno suelto, veneno que bebe como bebió todo aquel que facilitó la entrega de Dios Hijo, aunque clavos no clavara.
Desperté, oí:
Dios ha mandado que expliquen y que aparezca Visión del sitio que Él les deja a los que viven sin Dios.
Todo el que puso su mano en el Cuerpo, en sus telas y en darle martirio de Cruz vive en esa vivienda.
¡Cómo va Dios a sacarlos si su presencia sería “Infierno divinizado”!
Y ya sería espíritu en libertad, sin hacer caso.
Dios al espíritu con cuerpo le deja la libertad para que, con su vivir, elija Gloria o “vivienda endemoniada”.
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Libro 65 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo V
En cada palabra y en cada acto estamos eligiendo Gloria o infierno. Al final de esta vida seremos responsables de nuestro destino.
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