En Sueño Profético decían:
No hay descanso mayor para tu espíritu, que nunca haberlo abandonado, que siempre haber hecho lo que tu materia no ha querido.
Dijo uno:
No habrá mayor sufrimiento,
que ver que te estás muriendo
y pensar lo que aquí digo:
Nunca quise el camino
que mi espíritu me trazó.
Nunca cogí los Consejos,
por ser Consejos de Dios.
Nunca creí que la muerte
viniera estando joven aún yo.
Esto es el pensar de un joven.
Ahora, el de un mayor:
¡Qué lejos veía la muerte!
Nunca hice caso de Dios.
Mi carne me protestaba
pidiéndome lo mejor;
mi materia, avariciosa;
mi ira, aún mayor;
mi vanidad me quitaba
de que me acercara a Dios.
Voy a ver si recuerdo
haber hecho caridad:
sólo me viene a mi mente
el haber tratado mal.
Otro cogerá el dinero
y luego lo gastará,
y hará hasta buenas obras,
y no se condenará.
Yo tendré que condenarme
por nunca a Dios buscar,
y cuando Él me llamó,
yo no quise contestar.
Desperté, oí:
Dios llama aunque no llame,
aunque tu no oigas llamar.
Dios llama cuando tú Lo ofendes,
y Él deja sin castigar.
Dios llama cuando te deja
que sigas ofendiendo más.
Dios llama cuando te manda
quien te pueda enseñar.
Aquí tienes varias formas,
para que puedas estudiar
cómo el espíritu quiere
que tú tengas Eternidad.
***
Nos hacemos sordos al espíritu, y cuando grita de remordimiento, a veces es tarde.
ResponderEliminarQué pena que la materia nos domine con tanta agresividad, deseando todo lo contrario que para nuestro espíritu es bueno, en descanso y placeres de la vida.
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