En Sueño Profético decían:
Este Dictado te da aclaraciones sobre dudas que albergues:
No es de razón humana, pensar que Dios hable en un Lugar, y el hombre quiera ponerle silencio. Si piensas esto, te da risa, pena o miedo; risa al Instrumento; pena al que ame a Dios; y miedo al que no Lo quiera. Éstas son justas Palabras que salen dictadas por Dios de esta Gloria.
Al que diga “Dios me habla”, que lo siga primero el hombre a larga distancia, que es donde no llega la hipocresía; y luego, que se acerque al Lugar y con él tenga íntimo trato; y sin palabras se podrá llevar un escrito de actuaciones de Dios. Ya, el hombre, que junte las actuaciones con las palabras, y si sabe fijo que hay Dios, Dios Aquí habla.
El que siga la vida entera de un Lugar que siempre dice las mismas palabras y tiene las mismas actuaciones, que piense si éste puede fingir que Dios le habla. Haciendo esta vida, sobran las palabras que el hombre quiera decir: “que miente al repetir lo que Dios le manda”. Haciendo la caridad por Dios y preguntando al que recibe, destapas el engaño que hubiera. No puede hacer Caridad siempre ocultándola. En el que Dios le habla, Dios mismo publica la Caridad, porque Dios habla para enseñar. Si Dios oculta, no enseña.
Qué poco son estas Palabras recordadas: “Id en mi Nombre, publicad y enseñad con el ejemplo. El que se avergonzara de Mí, yo lo avergonzaré delante de mi Padre”.
Desperté, oí:
Según el hombre, Dios hizo mal con decir a los Discípulos estas Palabras: “Id en mi Nombre”.
Al hombre le hubiera gustado que los Discípulos hubieran dicho: “Nosotros no conocemos al Maestro”.
Que piense el hombre letrado, si Dios hubiera continuado dándoles sus Palabras, ¿por qué les diría Dios: “Id en mi Nombre, publicad y enseñad con el ejemplo”?
También, según el hombre, esto está mal.
Si Dios quería silencio, ¿cómo da firmeza de Dios con estas Palabras?:
“El que se avergüence de Mí, Yo lo avergonzaré delante de mi Padre”.
Este Mensaje es de pena y miedo, que tan sólo le da risa al que Dios llama Instrumento.
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Quien se acerca a Anita para sacar sus propias conclusiones,se rinde a la evidencia.
ResponderEliminarQué pena tiene que ser para Dios saber que el hombre se avergüenza de nombrarlo.
ResponderEliminarDios nos crea, nos da el alimento del cuerpo, nos regala un mundo maravilloso para que disfrutemos y nosotros, como siempre Le damos mal pago.
ResponderEliminarRisa al Elegido, porque es Dios quien está en él, y no hay nadie más poderoso que Dios. Por lo tanto es pena para el que Lo ama por el maltrato que recibe del que no ama. El que no Lo ama es de miedo, si piensa en lo se verá con su actitud. Pues no hay más verdad que ver la vida que hace el Elegido por Dios.
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