En Sueño Profético decían:
El peor mal del hombre es creerse que a Dios le hace falta; creerse que sin él, Dios no podría actuar; creerse preciso a Dios; querer dar a Dios consejo y querer anular a Dios.
El hombre alardea de desmentir a Dios; el hombre juega con la Palabra de Dios y no respeta sus Palabras, que dejó dichas y que siempre estará repitiendo para que no tenga final su Enseñanza, para que el hombre no haga de dios con sus falsedades, para que se amen como Él nos amó.
Dijo Catalina de Siena:
El que ama a Dios, defiende a Dios; y el que no Lo ama, Lo condena cuando condena al que Él elige. Grandes Elegidos tiene la Historia de Dios, y grandes huellas tiene el hombre, del mal que Le hizo a Dios. Todos los que Dios habló en ellos, fueron “Dios actuando”; éstos dejaron una Enseñanza que es la que le sirve al hombre para saber de Aquí.
Ya debería el hombre no repetir más atropellos con el que Dios enseña para que enseñe. Que compare el hombre, la actuación del Elegido, con la actuación del daño que le hace al Elegido y las trabas que le ha puesto el hombre. Y ya como final del arrobo, que diga el hombre si el Elegido aprendió del hombre. Pues si esto es así, que pida Perdón el hombre.
Desperté, oí:
¡Qué palabras tan seguras
quedan escritas Aquí
por Catalina de Siena!:
“El que ama a Dios,
defiende a Dios,
y el que no Lo ama,
Lo condena”.
La Historia te dice claro
el mal que siempre hizo el hombre:
Encarceló y mató a grandes hombres,
y a mujeres y a niños degolló.
El hombre coge el martirio
como dando agrado a Dios.
A sabiendas que está haciendo
lo que Dios no le mandó.
Este mal que tiene el hombre
de vestirse con el “yo”,
es el que hace cuadrillas
que van en contra de Dios.
Que compare lo que hace
el que Dios siempre le habló,
y que repase la cuenta
del martirio que le dio.
Los que tuvieron martirio,
hoy están Aquí con Dios;
y los que lo permitieron,
juntos con el que lo dio.
No hace falta saber mucho
para poder entender
que no puede estar en Gloria
el que martirio a Dios dé.
***
El hombre piensa que al no creer en Dios, Él deja de existir. Se condena a sí mismo, jugando de forma peligrosa a ser dios.
ResponderEliminarLa soberbia del hombre, lo hace ciego ante las "Grandiosas palabras de Dios".
ResponderEliminarEl hombre se cree Dios, pensando que es absolutamente independiente, con la soberbia de no necesitar a otro hombre, y Dios siendo Dios se deja ayudar por el hombre.
ResponderEliminar