En Sueño Profético hablaban de los niños. Decían:
Si los niños crecieran, fueran hombres y se quisieran como los niños se quieren, no habría hombre que pecado hiciera.
El hombre peca porque no ama a los hombres, porque no ama a Dios. Al no amar a Dios, no puede querer al hombre. No habiendo Amor a Dios, ya vives con pecado, ya te entra el rencor, la ira y la indiferencia al que sufre.
El niño sufre cuando el mayor no está contento. Al niño le pegas el azote y es normal que admita tus caricias, cuando tú, con cariño, le digas el mal que ha hecho. El niño parte su pan, con risa de ángel, con otro niño que no sea de padres iguales, que uno es de padres cortesanos, y otro de padres humildes. Pues estos niños, como no tienen pecado, son inocentes, limpios, sin que el cortesano deje de vivir corte, ni que el humilde para Dios no sea cortesano. Para Dios, en amándose, son los dos suyos. Pues si así siguiera el hombre, habría Paz en el mundo de materia y cierre del Infierno.
Desperté, oí:
La inocencia del niño
hace unión con Dios
y retira del pecado.
La maldad te retira de Dios,
te hace egoísta,
y te separa de tus hermanos.
Dios, Padre de todos,
quiere que sus hijos se amen
con inocencia de niños.
Que sufran por el que llore,
y que partan su comida.
Unos, que sean de la corte;
otros, de humilde familia;
pero que vivan con Paz
y se junten Aquí Arriba.
Que en la Gloria manda Dios,
y es tan sólo una Familia.
También Él manda en la Tierra,
pero ahí nunca te obliga;
te deja con Libertad,
para que tú seas el que elijas.
¡Son los niños los que aman
y reparten su comida!
Si el hombre se hiciera niño,
fijo pecado no habría.
***
El niño tiende la mano a quien le cuida.Cuando crecemos no deberíamos retirarla de nuestro Padre.
ResponderEliminarMayoría de veces el niño,le da ejemplo al mayor que no ama a DIOS.
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