En Sueño Profético enseñaban a conocer al espíritu del mal, demonio, conocido por el hombre:
Este espíritu siempre está buscando cabida para tomar aposento. Este espíritu engaña al que no conoce el Amor de Dios. Al que lo conoce, a éste, intenta atribularlo, desechando estas atribulaciones tus buenas obras, dándose el caso de querer que la obra no quede lucida para Dios.
El espíritu del mal te pone el bien donde es el mal para Dios. Esto es conocido por el espíritu que Aquí Dios trae; es conocido por éste, y es difícil que otro acepte razones que éste pueda dar para que aprenda él también.
Los espíritus malignos son espíritus que hicieron pecado cuando estuvieron con materia, comportamiento que tuvieron según el respeto al hombre, pecados que vio o no vio el hombre, pero que Dios veía.
La derrota del demonio le va de los que aman mucho a Dios; éstos, siempre que sufren, es con triunfo.
Para que no te sigan espíritus de fuera de la Gloria, tienes que no practicar el pecado y procurar que en tu espíritu haya Paz. La Paz te traerá la calma, y esta calma te hará ver si esto es del agrado de Dios y si esto no es para ir a su Reino.
El progreso del hombre tienes que tomarlo en dosis pequeñas. Para estar siempre dispuesto a cortar esta dosis, tienes que vivir vida de espíritu.
Desperté, oí:
El que ahí vive vida espiritual, no pierde esta Gloria jamás.
Si ahí vives como quieres, no digas que la Gloria prefieres.
Dios no te puede pasar adonde tu no quieres entrar.
Si Aquí no quieres venir, dilo a voces desde ahí.
Si voces no quieres dar y a Dios no quieres amar, tú pecas así mucho más.
Pecas más, y das ejemplo de querer a Dios engañar; de engañarlo, de no amarlo, y de querer crucificarlo.
Aprende a no hacer pecados, y a este Dios contentarás.
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La Oración,la Paz la Caridad son escudos contra el pecado.
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