En Sueño Profético hablaba Juan de Dios. Decía:
La soledad es la peor enfermedad cuando necesitas ayuda a tu necesidad.
La soledad da pena al que nada necesita material.
Dijo Juan:
Vi a tantos solos y enfermos llorando su soledad, que para hablar de esto tienes que ver el lugar donde se encuentran enfermos y nadie que oiga llorar.
Un día, cuando yo salía del hospital, iba un hombre a un paso no despacio,
¡porque despacio no es para extrañar! Era un paso de sufrir, paso de no querer llegar, un paso pesado. Ya me emparejé con él y le quise preguntar:
―¿Se nota mareo, desmayo? ¿Ha salido de alguna enfermedad?
Ya me contestó este hombre:
―Me han echado del hospital y no tengo sitio adonde ir; estoy solo y no quisiera llegar al sitio que me dejé, allí en un olivar, pero es un lugar tan solo...que no quisiera llegar. ¡Mire!, cuando me estaba muriendo, estuve una noche y medio día llamando –cuando esto oí, le puse mi brazo en su hombro–, por si alguien me quería llevar en su bestia. Ya, cuando abrí los ojos, estaba no solo y en una cama. Medio año he estado con compaña y durmiendo en cama: ratos dormir, ratos quejarme, y ratos con palabras de consuelo.
Ya, con mi brazo en su hombro le dije:
―Te voy a llevar a un sitio que tendrás para siempre cama.
Era una huerta que siempre me llamaban y me cargaban de cosas para el que no tenía nada. Con él, allí me presenté, para que les ayudara en lo que él pudiera hacer, y ya tenía comida y cama.
Desperté, oí:
Más que la comida era,
que le había buscado compaña.
Este pobre iba andando
donde los pies lo llevaran.
Éste no quería ir
al olivar y a la tapia
donde tenía su vivir.
Que por aquellos campos
iba buscando lo que encontrara.
La comida iba encontrando,
la soledad no faltaba.
Este Juan de Dios decía:
“Es más pobre el que le falta
la compaña y el amor,
de aquél que Dios a dar manda”.
Él visitaba al enfermo,
porque el sano a él visitaba.
Él buscaba soledad,
porque soledad quitaba.
Éste era Juan de Dios,
el que al enfermo buscaba
para quitar soledad
y hacer lo que Dios mandaba.
JUAN DE DIOS
***
La soledad que no es buscada es una de las facetas más duras que puede vivir un ser humano. Necesitamos el calor de las personas para realizarnos. Es digno de envidia tener amigos verdaderos que estén ahí cuando los necesites.
ResponderEliminarQue enseñanza da Juan de Dios con su entrega tan grande en el prójimo y es que ahí es donde se demuestra el grado de amor que Dios le tienes, si esta enseñanza se realiazara más el mundo cambiaba.
ResponderEliminarEs cierto cuando necesitas ayuda y se la pides a Dios Él sale a tu encuentro porque Él está esperando que lo llames.
ResponderEliminarJuan de Dios devolvía la dignidad a quien creía haberla perdido.La locura que se le atribuyó es envidiable.
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