En Sueño Profético decían:
La palabra que tú dices “no es mía”, tiene el mismo valor que oírla al que la dio. Esto es comparado con un objeto que te dan para que tú lo lleves y sea por ti entregado. Este objeto, si es regalo, serán las gracias para el que lo mandó; y si es comprado, pagarás al dueño de la mercancía, pero nunca le estarás agradecido del regalo al que lo trajo, ni pagarás al recadero, para él, la mercancía; todo va para el dueño. Pues si Dios habla a uno y le dice, “lleva y di mi Palabra”, esta Palabra no es del que la lleva ni la dice, esta Palabra es de Dios, Palabra y Mensajera.
Juan dijo:
Yendo un día a casa de unos gentiles, que el Maestro hacía su visita con frecuencia, uno de los familiares nos dijo cuando abrió el portalón y nos vio sin el Maestro:
–No sé si no pasar la razón, una vez que a quien esperan es al Maestro.
Dijo Tomás:
–Nosotros traemos las Palabras justas que Él nos ha encomendado, y su Enseñanza siempre repite igual: “Id y llevad mis Palabras. El que cree en mi Padre, cree en Mí. Y el que cree en Mí, cree en mis Discípulos”. Si no queréis oír sus Palabras, se las devuelvo al Dueño, una vez que estas Palabras son para dejarlas aquí.
Salió el dueño de la casa, ya que se oían palabras no de acuerdo, e hizo a Tomás pasar, y con palabras fuertes le dijo al familiar:
–Yo recibo las Palabras del Maestro como a Dios sin Carne, y al Hijo como si viera al Padre. Pero tú no amas ni crees, tú vienes a mi casa para que te vean salir de entre los gentiles. Ahora yo soy el que no quiero que oigas al Maestro en sus Discípulos. –Y cerrando el portalón, lo echó a la calle–.
Desperté, oí:
Este gentil ama tanto al Maestro,
que defiende sus Palabras,
aunque a otro lo esté viendo.
Cuando Juan y Tomás
volvieron con el Maestro,
ya el Maestro les dijo
para ponerlos contentos.
No conocían al gentil,
aunque lo tenían por bueno.
Dijo el Maestro:
Quería que supierais
el porqué de mis visitas.
Él cunde mi Palabra
como semilla en terreno bueno,
que de un puñado de trigo,
seguro llena un granero.
Por eso es lástima
que no conozcan al gentil,
como Yo estoy conociendo.
No dejes de sembrar el trigo,
cuando veas terreno bueno.
Si amas como el gentil,
sobrará para que ames
con Palabras dichas Aquí.
Si el que dice la Palabra,
dice: “Me la han dicho a mí”.
***
Este Mensaje nos da una clase de cómo hay que defender la Palabra de Dios, da igual a quien tengas delante, la Palabra de Dios ya es Dios mismo en Esencia.
ResponderEliminarQuien ama tiene sed de la Palabra, se aferra a quien la transmite y ansía comunicarla a otros.
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