En Sueño Profético hablaban de publicar la Existencia de Dios o de tenerla oculta; de despreciarla y perseguir al que Dios le da su Mensaje para que lo publique, por ser Enseñanza y un retrato vivo de la Palabra de Dios. Decían:
¿Qué documento puede el hombre presentar de cuando Dios vivió de Hombre, que dejara dicho: “Cuando venga mi Espíritu a seguir enseñando, tenedlo en secreto”?
Si esto Dios lo hubiera dicho, estaría con los Mandamientos y Evangelios, y sería respetado por el que en Él creyera.
El silencio en la Palabra de Dios, a Dios ofende. El no hablar de su Existencia y su Comunicación al hombre, a Dios ofende.
Dios es Dios de todos. Y el Lugar que elige no puede ser cofre cerrado, con un solo dueño y una sola llave.
Desperté, oí:
Si Dios quiere a todos los hombres, cómo va a hablar a uno para que éste guarde sus Palabras, prefiriendo a unos y a otros ocultando.
Esto ya sería del hombre, pero no de Dios.
Dios elige para cundir su Eternidad.
Dios elige para que el hombre cuente siempre con su Presencia.
Dios elige para que enseñen que esta Vida está primero y que esta Vida nunca es muerte.
Si piensas estas Palabras, ocultándolas, ya ofendes.
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Libro 20 - La Palabra del Creador - Tomo II - Pág. 32-33
Si pretendemos ocultar el sol o reservarlo para uno mismo; si silenciamos el Amor de Dios o lo guardamos en secreto : ni es el sol, ni conocemos el Amor de Dios.
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