Excmo. Sr.:
Siendo conocedor de que se ha planteado formalmente la petición de la concesión del prestigioso PREMIO NOBEL DE LA PAZ para Doña Ana García de Cuenca, de Córdoba, España, es mi deseo ferviente y pienso que mi obligación como servidor de la justicia, expresar mi adhesión a dicha petición, consciente de que al hacerlo contribuyo a una de las más hermosas causas merecedoras del esfuerzo humano; La paz, la paz como único cauce de solución para los grandes problemas de la humanidad.
Al ofrecer mi adhesión a tan justa causa, lo hago desde mi condición de hombre de leyes y de ex-Gobernador Civil de la provincia de Córdoba, durante tres años como representante en la misma del Gobierno de la Corona de España.
En estos tres años he conocido la Obra ejemplar transida de tranquilidad y sosiego de ánimo de Doña ANA GARCÍA DE CUENCA, en su diaria dedicación a los demás, en su apoyo a las cosas justas y en su entrega permanente a la hermosa empresa de ir haciendo verdad entre sus conciudadanos con el amor, la caridad, la generosidad y la solidaridad especialmente en los más pobres. Las obras buenas que irradian de su diario Mensaje de amor, sin duda reflejo del que Ella recibe del Dios Eterno, de ese Dios que como Ella dice -si faltara no existiría el Mundo- son muchas, pero la más hermosa es la que con su apoyo espiritual y su ánimo constituye una realidad palpable y diaria en la que la paz se enseñorea entre las personas de la tercera edad, los enfermos, los minusválidos y los desheredados. Esta obra es la Residencia de Ancianos El Salvador en una de las comarcas más pobres y regresivas de la serranía de Córdoba, al norte de la región andaluza. La Residencia de los Pedroches es un oasis de paz con el que tiene mucho que ver la obra humana de Dª ANA GARCÍA DE CUENCA.
Soy testigo de excepción del calor que el pueblo le ofrece constantemente y el profundo respeto que quienes muchas veces, algunas por envidia otras por frialdad le atacan, tienen hacia su persona. Su humildad, su grandeza y la serenidad de su mensaje, han resuelto, aclarado y tranquilizado muchas mentes y han hecho superar muchas crisis en personas e instituciones que se han acercado a Ella.
Doña ANA GARCÍA DE CUENCA ha simplificado con su ejemplo muchas situaciones complicadas y ha tranquilizado muchas conciencias desordenadas.
Si la paz es posible entre los hombres y mujeres, es ciertamente por personas como ANA, y por Obras como las suyas.
Hay miles y miles de cordobeses y de españoles de buena voluntad que pueden ser testigos y notarios de la verdad de esta causa, y que apoyarían generosamente a quienes antes les ha ofrecido mucha generosidad y mucho afán de servicios. Ambas cosas quedan reflejadas en los Libros que muestran su pensamiento y que constituyen el instrumento gráfico de su mensaje y de lo mejor de su personalidad.
Por todo ello me uno a quienes serenamente apoyan ante V.E. la concesión del PREMIO NOBEL DE LA PAZ para ANA GARCÍA DE CUENCA, "Anita la de la peseta".
Muy cordialmente.
Fdo: Francisco J. Ansuátegui Gárate
Ex-Gobernador Civil de Córdoba Abogado
Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I
Interesantes las palabras del Exgobernador,cuanto más se conocen las personas que han conocido esto, más me pregunto cómo este caso no lo conocen ya a escala internacional?
ResponderEliminarMereció el nobel de la paz por su ejemplo de caridad pero,como Mensajera de Dios,creo que no existe galardón suficiente.
ResponderEliminarEstoy contigo Ana porque para que a Dios le dieran un premio tenía que haber otro Dios, y no Lo hay.
ResponderEliminarSi le hubieran dado el premio es por qué habrían reconocido este caso único en la historia, y dirían "este caso merece un premio mayor"
ResponderEliminarGracias a personas como ésta, Ana tuvo alegrías en la Tierra, porque poco a poco iba venciendo los noes del hombre para publicar lo que Dios le mandaba.
ResponderEliminarSe podría hacer una película de los seguidores de Ana y llevaría de título: "algunos hombres valientes"
ResponderEliminarSí que hubo personas que la quisieron, pero no sé por qué este Caso no se conoció a nivel mundial en su momento, mientras el mundo pudo conocerla en vida, y sí que lo conocían todos los que tenían poder para eso los de las altas esferas en el gobierno, en la jeraquía de la Iglesia, en los medios de comunicación...
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