En Sueño Profético vi una fuente. De esta fuente caía el agua poco más que a gotas, y mucha gente se caía al suelo sedienta.
Dijo uno:
De esta fuente, si no tuviera la llave cerrada, bebería el que sed tuviera, y su muerte no sería sedienta. El que la llave cerró, la abrirá con sus sufrimientos.
Se quitó aquella visión y apareció una lumbre grandísima, había muchos con grandes tiritones de frío queriéndose acercar al fuego, pero se lo impedía el dueño de la lumbre, y pasaron la noche al relente, llegando la mañana y viendo a la mayoría engarrotados.
Aparecido otra visión, y se veía comida y mujeres con niños en brazos que alargaban la mano, siguiendo sin amparar a estos hambrientos.
Aparecieron los dos que habían negado agua y lumbre y censuraron a éste que no les daba comida y la enterraba, y queriendo demostrar ser buenos cristianos, quisieron en público avergonzarlo.
Estando hablando éstos que al Maestro no amaban, llegó Santiago y estas palabras repitió, que ya el Maestro a él le había hablado: “Es peor no darles agua y hacer que pasen sed, pues el agua, el que la niega, en Mí no puede creer”.
Y acercándose al de la lumbre, también le dio su Mensaje: “Mi Venida fue aquella noche tan fría, y calor no lo encontré. Éstos hicieron pecado, más que no dar de comer”.
Desperté, oí:
A Él, al nacer, no Le dieron calor ni cobijo.
Y al matar su Carne Le negaron el agua.
Dios hombre supo la angustia de la sed y la necesidad de la lumbre.
Si el agua no das, ¿cómo vas a dar comida? Si comida no das, puedes dar agua.
Ninguno amaba a Dios, pero el que menos amaba fue el que el agua negó.
Ama a Dios como Él ama, y darás comida, lumbre y agua.
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La comida, lumbre y agua que negamos en el plano espiritual se ve menos,pero daña más.
ResponderEliminarQue enseñanza tan grande nos da este mensaje, como te enseña a tener caridad en lo más importante, el mismo Dios se pone como enseñanza.
ResponderEliminarDios siendo dueño de todo permite al hombre que le niegue lo más esencial, de nuevo, nos hace reflexionar de cómo es el hombre y cómo es Dios.
ResponderEliminar¿Cómo es posible que después de tantas barbaridades como sufrió el Señor, sigamos haciéndole más daño con nuestros actos?
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