En Sueño Profético decían:
El hombre no quiere saber de Dios,
porque no piensa en la muerte.
Ni en la suya,
ni en la de aquél que mucho quiere.
El hombre no busca el saber de Aquí,
porque no piensa en la muerte.
Que puede que, sin aviso,
un día se le presente.
Entonces verá de sobra
lo que tan preciso cree.
Dijo uno:
Si el hombre aprovechara estas Enseñanzas,
vería ridículas muchas de sus actuaciones,
que él les da tanta importancia.
El hombre se hace esclavo
por un metro de suelo,
y ya le quita la Paz
al espíritu y al cuerpo.
Si el hombre viera esa vida
como pájaro que vuela,
le quitaría la importancia
a aquello que lo atormenta.
Lo del Cielo te da Paz,
lo de la Gloria te inquieta.
Desperté, oí:
Nombraban mucho en Gloria
la muerte, como curación del espíritu.
Quieren que el hombre razone
que la Tierra lo persigue.
Lo persigue y le ofrece
lo que tú ves que es engaño
el día que llegue muerte.
Piensa primero en Dios,
y luego piensa en la muerte.
Y tú mismo te corriges
de aquello
que tanta inquietud te pone.
La vida de la materia
es caballo sin jinete,
desbocado,
que arrolla lo que se encuentre.
Si tú lo sabes montar
y las bridas tiras de ellas,
el caballo ya irá
por el sitio que tú quieras.
Pues figúrate:
mandar espíritu a la materia.
***
Libro 20 - La Palabra del Creador - Tomo II - C3
Si vivimos conscientes de nuestra realidad y de nuestro destino eterno, nada nos quitara la Paz.
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