En Sueño Profético decían:
Enseñar a amar a Dios y enseñar a pasar sufrimiento, no puede enseñarlo el que no ha sufrido, como el que sufrió y a Dios más quería quererlo.
Éstos, siempre hablan poniéndose ellos. Éstos, siempre tienen a Dios en su pensamiento. Éstos, nunca culpan: “Señor, ¿por qué pasa esto?”. Si esto lo pensaran, ya dejarían sitio para un mal espíritu, que siempre al bien va persiguiendo.
Pocas veces haces bien y no te llega consejo para que el bien no lo sigas haciendo. Pero si tu fuerza es grande, tú el bien lo sigues haciendo, y vas quitando espíritus que no son mandados del Cielo.
Dijo uno:
Los espíritus de Aquí llevan Luz, Paz y Consuelo, y hacen que los conozcan y ayudan al sufrimiento. Los espíritus contrarios te quieren quitar lo bueno.
Desperté, oí:
Busca al que mucho sufrió
y más quería a Dios quererlo.
Busca al que ama a Dios,
y te hablará de cómo amar a Dios
para vencer el sufrimiento.
El sufrimiento es
saco vacío o lleno.
Puede estar lleno
de plumas o de hierro.
Que el lleno ya es cosa tuya,
según le pongas el peso.
El espíritu del mal es contento
cuando el saco pesa mucho
y tú no puedes moverlo.
El que ama mucho a Dios,
no le importa que esté lleno.
Ya Dios le ayudará
a que el peso no quede en peso.
Y el saco lo moverás
como el aire mueve el fleco.
***
Libro 19 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo III - C3
Llamando a Dios en el sufrimiento se aligera la carga y nos acompaña la Paz.
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