En Sueño Profético hablaban de la Caridad al espíritu y de la Caridad al cuerpo. Decían:
Da más ganas de dar Caridad a lo que ven tus ojos, que a lo que no estás viendo. Pero si tú la Caridad la haces por Dios, das Caridad primero por dentro. Que hay veces que de estas raíces puedes cambiar el cuerpo, y ya ves otro vivir que antes no estabas viendo.
La Caridad hecha sólo por el hombre es edificio que haces sin cimientos, que cuando crees que está terminado, le viene el derrumbamiento.
Caridad sin pedir cuentas es Caridad que es del Cielo, es Caridad que allí dejas bienestar y algún pensar para pensar en el Cielo.
La caridad que es del hombre, te retira en muchos hechos. Te retira si los juzgas por la ley que hay en el suelo. Te retira si los ves que a la Caridad le dan desprecio. Y si a Dios no Lo nombran, en vez de aumentar la Caridad, tú haces un trazo nuevo, retirando Caridad.
Desperté, oí:
Haz que tu Caridad
rebose en el espíritu,
y ya no podrá callar,
porque el rebose,
al cuerpo salpicará.
Haz que tu Caridad
no la hagas con justicia,
que Dios no da esta caridad.
Dios da Caridad y te deja
hasta que tu cuerpo viva.
Luego, es el único que juzga,
pero sin con el hombre contar.
Si con el hombre contara,
haría lo que él hace en la Tierra:
Injusticia
donde justicia hace falta.
“No juzgar si no queréis ser juzgados”.
Estas Palabras salieron
de Jesús, el Salvador de los hombres,
estando un día predicando.
La Caridad bien hecha
al espíritu primero,
siempre deja ganancia
y va dominando al cuerpo.
Y de estas grandes ganancias,
si tú haces Caridad,
tú también te llevas Premio.
Pero tienes que dejar de juzgar,
y hacer Caridad contento.
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Libro 19 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo III - C5
Caridad es sentir como el Prójimo. Si nos pusiéramos en su lugar no juzgaríamos ni tiraríamos la primera piedra.
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