miércoles, 29 de junio de 2011

Fuego Divino - Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo I - Pag. 91-92


En Sueño Profético vi una columna roja de fuego, y otra de humo.

Dijo uno, señalando la de fuego:

Esta columna es la del Amor a Dios. Esto es Fuego Divino, Fuego que el espíritu no puede tener en secreto, Fuego que sus llamas prenden lo mojado, Fuego que su mecha nunca apaga. Este Fuego, imposible y difícil –sobra ya esta palabra– es callarlo. El que su espíritu tenga y sienta esta columna de Fuego, no parará hasta prender este Amor Divino; Amor que salta las leyes humanas; Amor que no conoce familia; Amor sin diferencia de sexo; Amor de niño, sin dar valor a la materia, por vivir con la inocencia de la Gloria de Dios. Este es el Amor de esta columna.

Y ésta de humo, es la de los tibios. Tibio: Amor sin prender; amor sin provecho; amor peligroso, peligroso para este espíritu y para el que trato con éste tenga. El espíritu tibio es agua parada, agua que a medida del tiempo, menos servicio puede dar; agua que puede ser contagiosa y de peligro; agua que espera sin pensar a quién perjudique; agua que puede a cualquiera engañar por no tener el nombre: Peligro

Desperté, oí:

Piensa en las dos columnas, y coge la del Fuego Divino.

La palabra Fuego, ya te dice que Fuego tú prendas.

Esta columna te simboliza inquietud, buscar donde este Fuego pudiera ser prendido, y que todos vieran sus Llamas.

Prenderlo en sitios altos,
que aunque nadie se asomara,
todos dirían contentos:
¡Desde aquí veo sus Llamas!

Y puede que al ver el Fuego,
el Fuego en él nazca.

La tibia, no es de provecho,
ésta no sirve para nada,
ésta sirve para el hombre
que le oculta sus palabras.

Apúntate desde ahora
a ser columna encarnada,
que sus Llamas son tan rojas,
que en ti todos vean las Llamas.


***

3 comentarios:

  1. Cómo describe el Amor a Dios, en este Mensaje nos hacemos un examen de conciencia para saber qué columna somos.

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  2. La tibieza es peor que la frialdad.Por algo Jesús vino a prender fuego al mundo.

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  3. Quien puede decir que no entiende estas divinas palabras, tienes que estar muy ciego de espiritu porque Dios habla para que lo pueda entender todo el mundo.

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