En Sueño Profético decían:
Si tu conciencia es amiga de Dios, tu misma conciencia te llevará a hacer el bien.
Si tu conciencia no es de parte de Dios, te hará que hagas el mal, y cuando no tenga remedio de enmienda, te atormentará, y horrible será el sufrimiento.
Dijo uno:
El sufrimiento que no toma parte tu conciencia, éste no es sufrimiento, éste es sufrir con Dios, sufrir con tranquilidad de espíritu, sufrir por el caminar peñascoso, que a veces puedes pasar si vas salvando obstáculos; y otras veces el caminar, siendo el empedrado menudo, es difícil caminar.
Todo es una Enseñanza para vivir esa vida sin llevar peso detrás; todo es pensar en Dios sabiendo que dejarás todo lo que tanto quieres, personas o capital, sin que sepas el momento para poder rectificar.
Todo el que piense en Dios, lo ves sufrir, caminar, lo ves mil veces que aparta los pedruscos, que al pasar, quisieran estos pedruscos que no llegara al final, quisiera que allí quedaran, entre las piedras, como quedan las “pisás”. Éste es el mal espíritu.
Si tu conciencia la pones al servicio de este Dios, tu sufrir será un pasar, por ser el sufrir con Dios, y nunca oirás lamentos: “esto mal lo hice yo, y me queda mucho mal, un mal mayor, pensar al que hice sufrir que tan sólo supe yo”. Éstas son conciencias sucias, que sufren pero sin Dios.
Desperté, oí:
Si se pudiera medir o pesar
el que sufre con su conciencia de Dios
o al que vivió haciendo el mal,
seguro que el mundo era
una urna de cristal,
brillante hasta por fuera.
Cuando vieran el sufrir,
el peso que detrás lleva,
el que usó su conciencia
sin querer con Dios partir.
El que su conciencia
siempre la tenía
mirando al Cielo,
Éste lo verías sufrir
sin altura y sin peso.
Observa estos “sufrir”,
y te serán de provecho.
Porque lo que Aquí se dicta,
son Palabras de este Cielo.
***
No tiene comparación el sufrir que llega, con el sufrir que provoca uno mismo.
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