En Sueño Profético decían:
Hay quien cree que para amar a Dios y saber de Él, necesita tiempo. El que piense así, no le falta tiempo, le falta amar a Dios. Tú ama, y Él te hará que sobre el tiempo. Tú ámalo, y Él te dará abundancia de lo mínimo que necesitas para tu vida material.
El hombre ve una serie de dificultades para cuidar la materia, y vive siempre con ansias para el mañana cuando este "mañana" no existe, y de este "hoy" que es el espíritu, no se preocupa.
El espíritu suelta la carne por mucho cuido que ahí le tengas, pero la carne no suelta al espíritu. Aquí ves claro que todos los desvelos y cuidos tienen que ser para el espíritu, una vez que es inmortal. Por mucha materia que veas con espíritu, no se puede comparar con los espíritus que hay sin materia.
Desperté, oí:
Esto sería comparar una motita de lana con miles y miles de toneladas.
Más aún son los espíritus que hay sin materia e invisibles a la materia.
Carne y espíritu empiezan a vivir juntos, con la diferencia de que la carne no puede seguir al espíritu.
La carne queda en el lugar del objeto que sirvió y que desaparece sin quejar huellas de comparación.
Siendo comparada ya esta materia con lo que el hombre quiera.
Pues si esto te lo hace Dios ver claro, cambia el cuido de tu materia por el de tu espíritu.
Deja el negativo y coge el positivo.
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La materia refleja el estado del espíritu. Con frecuencia parecemos zapatos rotos con betún.
ResponderEliminarLa materia acapara toda la atención en detrimento del espñiritu, así acaba matando al espíritu.
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