domingo, 27 de julio de 2014

Cultura del académico, que no precisan los Santos

En Sueño Profético hablaban de la forma que tiene el hombre de creer en Dios, de la inteligencia del inteligente, de la reacción del bueno, del pensar tan corto del hombre, de la medida que el hombre le quiere poner a Dios en su Mando.

Dijo uno:

Sería de un pensar corto e inteligencia sin saber lo que decía (y ya no era inteligencia), ofender y recriminar a uno que midiera 1,80, haciéndole dijera que no lo medía y obligándo a que se quedara con una medida normal. Pasemos ahora al color de los ojos: ¿cómo querer que teniéndolos negros, los ponga azul claro, y que este mismo dictador, sin saber lo que está hablando, pusiera toldo a la Luna despreciando su alumbrado? ¿Se puede llamar hombre culto? ¿Se puede llamar hombre bueno? ¡Pues esto es tan chiquito comparado en querer que Dios ya no siga hablando...!

¡Hombres sin querer que sea
lo que Dios tiene mandado!

¡Hombres que no piensan en muerte,
porque muertos están andando!

No tienen miedo al Infierno
y Gloria nunca han amado.

Hablan del Mundo de Dios
como cuento ya pasado.

Son hombres ahí en la Tierra,
Aquí son cieno despreciado,
despreciado por el Mando
que es Poder en Cielo y Tierra,
que el que lo ama, ya es sabio.

Desperté, oí:

Este Mensaje es Fuerza;
Poder y Amor va enseñando.

Si este Dios no amara al hombre,
no sufriría para enseñarlo.

¡Qué comparaciones pone,
para que veas su Mando!

Para que pienses y digas:

Es más fácil que el gigante
se convirtiera en enano,
que callar una palabra
el que dice: “yo no hablo”.

¿No estás viendo hombre culto,
que cultura está faltando?

Cultura del académico,
que no precisan los Santos.

Aquí hay hombres cultos,
que su cultura siguió
como apellido a su nombre.

Primero, Amor a Dios.
Después, título y dinero.

Éstos son los que hoy dictan
con el Mando de este Cielo.

El Instrumento de Dios
dice lo que está diciendo.


***

Libro 11 - Te Habla el Profeta - Tomo II - Pag. 85-86

1 comentario:

  1. El Amor a Dios no precisa inteligencia, pero siendo un don que nos concede, será para dar Gloria a Él y no para cubrirnos de soberbia.

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