En Sueño Profético enseñaban con Palabras al espíritu arrobado; pero más Enseñanza daban sin palabras, para que la Sabiduría de Dios actuara en su momento. Decían:
Si crees en los Vivos,
más crees en los que ahí
ya vieron muertos.
Pero cree en los que ahí
hicieron el bien,
y por Santos los tuvieron.
Y en los que hacían servicio
al mismo Infierno;
que éstos más te han de seguir
para que nada hagas bueno.
Los que están en la Gloria,
te aconsejan y te piden
que hagas ruegos,
al Creador de la vida,
del espíritu y el cuerpo.
Los que no están en la Gloria,
siempre te estarán diciendo
algo en contra del Cielo,
porque su batalla es
que sólo hubiera Infierno.
Por eso Dios manda la Enseñanza
y pide que sea conocida
por el mundo entero.
Para que el que quiera peque,
pero sin nombrar los tiempos.
Porque el presente de Dios
deja en abismo los tiempos.
Dijo uno:
El hombre, su gran lucha,
es anular a Dios,
y siempre da esta respuesta:
“¿Cómo lo permite Dios?”.
Que si él se hiciera reo,
y él mismo defensor,
él mismo se daba miedo
pensando en su actuación:
“¿Quién soy yo;
y a mí por qué me permite
que le pida explicación?;
si debía de ser cadáver
antes de sonar explicación”.
Desperté, oí:
¡Qué falta le hace al mundo
el oír estas sentencias!
Y saber que Dios no puede
admitir como cultura
y adelanto, el pecado.
Que el que ande mal camino,
que no culpe a los zapatos.
¿Cómo sería el oír
a un hombre estas palabras
que en Gloria dan al dictado?:
“Yo no cumplo lo de Dios,
porque yo vivo adelanto,
y el adelanto me dice:
¡Dios es del tiempo pasado!”.
¡Haz que el mundo oiga a Dios
sin que nombre el adelanto!
Pues Dios le contesta al hombre
cuando Lo cree fracasado.
Que debía contestar con diluvio,
o con fuego en los sembrados.
Si esto no lo hace Dios,
es por los pocos que están amándolo.
***
Libro 16 - Dios No Quiere Permite - Tomo II - Pag. 35-36-37-38
Llamamos adelanto a nuestra necedad y culpamos a Quien nos sigue ofreciendo la Vida.
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