sábado, 26 de julio de 2014

Orden de predicadores

En Sueño Profético decían:

Dios quiere que se publiquen sus Mensajes al Dictado como ella los escribe. Ella recibe la Palabra y la escribe, y el hombre tiene que recibirla de ella y publicarla. No seguir este Mandato, es faltar a la Obediencia de este Inmenso Dios, nombre que todos pronuncian y es por muy pocos alabado. Dios elige, pero deja Libertad, Libertad que coge el hombre cuando no ama. El que ama, no se acuerda de la Libertad que Dios da.

Dijo Catalina de Siena:

La Orden, dormida está.
No es esta la postura
si la Orden es predicar,
y estas Palabras se ve
que de Aquí bajan a allá.

Puede comprobar la Orden,
que aquí el hombre no pone “na”.
Esto es Orden de predicadores:
predicar el Evangelio,
que es la Palabra de Dios.

Pues si Dios te da el Venero
de sus Palabras y su Amor,
¿qué mano oculta detiene
este Mensaje de Dios?

Continuó Domingo:

Oculta, pero no para Dios.
Dios sabe si el hombre puede
y dónde pone el stop.

Hay veces que se hacen las cosas,
pero no se hacen por Dios.

Esto, si el hombre lo pensara,
lloraría en alta voz.

Dominicos de esta Gloria,
estamos en ruegos “tos”,
para cortar la demora,
aquí sin justificación.

Desperté, oí:

No se puede oír hablar
al que Dios traiga a su Gloria,
sin tú de Gloria hablar.

Y si tú tienes “armamento”,
tienes ya que publicar.

¡Cuánto sufre el que Aquí viene
porque Dios lo trae arrobado!

¡Cuánto sufre porque el hombre
tiene a este Dios olvidado!

Debería tener condena
el que hablara de este Dios
sin que a este Dios quisiera.

Ella tiene alegría con pena,
y también tiene sufrir
cuando lleva estas Palabras
y entierro les dan ahí.

Este entierro ya se acaba,
y se acaba el sufrir.
Este entierro no lo siguen,
por mandar Dios desde Aquí.

Aquí puede ver el hombre,
que la mandan a escribir
espíritus que ahí vivieron
y con Dios están Aquí.

DOMINGO DE GUZMÁN Y CATALINA DE SIENA


***

Libro 12 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo II - Capítulo 3

1 comentario:

  1. Desde el momento en que conocemos la Enseñanza, todos somos predicadores con la palabra y con el ejemplo.

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