domingo, 20 de julio de 2014

Gran consuelo dan al enfermo estas palabras

En Sueño Profético decían:

El espíritu que vive con la Paz de Dios dada Aquí, lo nota de momento el enfermo de carne y el enfermo de espíritu. El de la carne nota bienestar interior y el enfermo de espíritu nota reacciones de un mando interior. Según el avance de la enfermedad, así tendrá la lucha por dentro, habiendo veces de ser curado tan sólo con su presencia o repitiendo uno de los Arrobos que Aquí se han dictado.

El espíritu que tiene contacto sin materia Aquí en la Gloria, vive vida de sufrimiento por los espíritus que en contra de Dios viven, por los espíritus rebeldes al Mando de Dios; estos espíritus son dañinos y el Elegido los aparta por Mando de Dios. Los enfermos de espíritu los hay de dos maneras para su curación: una, queriendo aceptar la curación; y otra, rebelde a ser curado. El que Dios trae y enseña, conoce el grado de cada enfermo. El hombre desconoce estas clases de enfermos, ocupándose con preferencia de la enfermedad de la carne.

Desperté, oí:

Gran consuelo dan al enfermo
las palabras del que Dios trae a su Gloria.

Gran alegría recibe
tan sólo con saber la hora
de que vaya el Elegido
dando consejos de Gloria.

Y aunque la carne le duela,
segundos has de creer,
pididendo que no le falte
por recibir una Paz
que no recibe de nadie.

Estos enfermos
que materia enferma tienen,
saben que la Paz que es Paz,
no hay hombre que la altere.

Los enfermos de espíritu
que quieren su curación,
le cuentan al Elegido
el mal que le hacen a Dios.

Y ya quedan los malignos,
que su sitio es sin Dios.

Sin Dios porque Dios les puso
Infierno o condenación,
sitio que el hombre supiera
que acabaría su espíritu
sin la presencia de Dios.

La enfermedad del espíritu,
es mala su curación,
porque el demonio se encarga.

Se encarga de que más peque
el que viva vida mala.

Para Dios sería fácil
que el hombre no pecara,
pero sería más pecado
querer sin que lo dejara.


***

Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 234-235-236

1 comentario:

  1. No hay mejor medicamento para el cuerpo ya para el espíritu, que la Paz de Dios.

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