miércoles, 9 de julio de 2014

Llamadas Divinas

En Sueño Profético hablaba Tomás de Aquino. Decía:

El hombre tiene que saber de Dios, primero que saber de nada. Si quiere saber para él enseñar a que busquen a Dios, tiene que saber de Aquí buscando al que Dios trae o buscando Escritos que estén sin reformar por el hombre, que estén tal como de Aquí van, que son los que dan la fuerza para poder enfrentarse con el que a Dios no ama. Hay teología escrita por teólogos que desconocen el Amor Divino, que matan espíritus, retiran de Dios y ellos se condenan. Hay teólogos culpables de que el Mensaje no esté al alcance de cualquiera. Con estos Escritos debían los teólogos estar de fiesta, con repique de campanas día y noche. Es cada Tema, reproducción del mismo Dios para el hombre, cuando el Mensaje lo manda Dios Uno, pero dicho en Tres.

¡Qué Premio para el teólogo que estos Mensajes pudiera darlos a conocer en seminarios, que están faltos de Llamadas Divinas, faltos de oír: “yo soy Portavoz de Dios, yo contesto a preguntas de Gloria para Enseñanza, que así lo manda este Cielo”!

No hay Teología más fértil que la que dicen diciendo: “No puede ser el paisaje, por buen pintor que esté hecho, como si llegas al sitio y ves el árbol moviéndose; y las nubes que estén quietas y en esa quietud correrse, o la borrega pastando y paso a paso moverse. ¿Cómo comparar el cuadro? Pues piensa: ¿leer Palabras que dijeron en el Cielo, o que las estén diciendo?”.

Desperté, oí:

No se debía de decir tanto,
que quisieran el Mensaje,
y sí el teólogo buscarlo
cuando a alguien Dios lo mande.

Es pleito que está ganado
sin que se busque defensa.

Es grande Teología
en cualquier sitio que leas.

Es desmentir la Verdad
con razones y con pruebas.

Habría de ser de la Tierra,
y premiar con gran valor
al que a este Dios tanto quiera.

Si estudias bien el Mensaje,
es poner Paz en la Tierra.

TOMÁS DE AQUINO


***

Libro 12 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo II - Pag. 59-60-61

1 comentario:

  1. Si el Teólogo quiere saber de Dios Vivo, no encontrará mejor fuente que quien visita su Gloria.

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