En Sueño Profético hablaban del hombre para el hombre, y del hombre no para Dios:
El hombre a Dios no Le da nada, y si Le da algo, siempre es con cambio o diciéndole: “Yo ya Te he hecho bastante”.
El hombre le lleva la cuenta a Dios de lo mal que el hombre hace, que el mismo hombre es culpable, pero no Le dice a Dios:
Señor, yo quiero que Tú me mandes
como a la lluvia y al Sol,
sin que caso yo haga a nadie.
Señor, si tu Mando me faltara,
despreciaría mi carne.
No quiero ser esclavo tuyo,
ni sacrificado notarme;
quiero tener Libertad,
y seguirte por amarte.
Si el sacrificio llegara
a mi espíritu y a mi carne,
mándame la muerte pronto,
por no servir para amarte.
Y luego dame el castigo,
sin que eterno sea apartarme.
Y si fuera merecido tu castigo,
yo acepto, Señor,
lo que Tú mandes.
Desperté, oí:
Aprende a servir a Dios
despreciando ser esclavo.
Aprende a servir a Dios
dejando sacrificio a un lado.
¡Cómo te hacen pensar en la Gloria,
para que pienses,
que si te haces esclavo,
haces Mando sin Amarlo!
Y ya, si el sacrificio lo vives
haciendo sacrificio a Dios,
serás preso con condena.
Contando el día y la hora
para abandonar prisión.
El Amor a Dios, tú exiges
que el Mando sea mayor.
Porque a mayor Mando,
más cerca estás de Dios.
El hombre le sirve al hombre
por recibir unas monedas
o por ser un personaje en la Tierra.
Y se olvida
del servicio de este Cielo.
Que la moneda que paga
es vivienda
en el Reino de los Cielos.
Y te ofrece la Amistad,
Dios Único, Omnipotente,
en la Tierra y en el Cielo.
¡Qué alegría el que sienta su Mandar,
y lo haga contento, pisando la Libertad!
Éste no se dice esclavo,
porque se cree pecar.
***
Libro 16 - Dios No Quiere, Permite - Tomo II - C3
Cuando se ama, el servicio es deseo, no sacrificio.
ResponderEliminarQue belleza! No hay nada igual a este modo de hablar,con tan poquito espacio llena Dios el Universo. Gracias Señor por darnos Tu Divina Palabra.
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