En Sueño Profético hacían preguntas y contestaban respuestas:
¿Quién diría con seguridad: “mi carne nunca será muerta”?
En cambio, sí es seguro pensar y afirmar en la Vida del espíritu, que no es sólo que nunca muere, sino que jamás se pondrá enfermo.
Uno contesta:
La Vida de tu espíritu la fortalecen hechos con Amor, con los que tú a tu espíritu lo alimentas, y cada vez notarás más fuerza. El cansancio de tu carne, muchas veces es producido por el espíritu, y muchas veces te atormenta, te atormenta en la amenaza del matarte tu materia. Hay quien cree que la carne le hace falta al espíritu para que el espíritu viva. Aquí doy la respuesta:
El espíritu que es de Dios no necesita materia; la materia es la que debe ir siempre obedeciendo al espíritu, por mandar espíritu en materia, y ya vive esta carne sin peso para todo lo de la Tierra.
Seguían preguntando y no pillaba respuesta, y las preguntas que hacían, muy pocos hay que las entiendan.
¡Tiene el hombre tan lejos, tan lejos el día que a todos llega...! Y sabiéndolo el hombre, nunca este día esperan. Si lo esperara, sería siempre como el centinela, que no abandona la puerta porque el capitán espera.
Desperté, oí:
Es justo este comparar,
si el hombre el día esperara
de la Tierra abandonar.
Imitaría al centinela,
apartándose del sueño
y de sus pasos parar.
El que espíritu prefiere,
el día lo piensa ya.
Lo piensa sin acordarse,
porque nada hace mal,
y su contacto en el bien,
el día le hace olvidar.
Es un olvido de Amor
el no tener que pensar
en el día que Dios diga:
“este día llegó ya”.
El que a Dios no obedece,
debe el día pensar.
***
Libro 11 - Te Habla el Profeta - Tomo II - Pag. 59-60-61
Quien vive en Presencia de Dios siempre tendrá dispuesto el espíritu para su Llamada.
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