En Sueño Profético hablaban de los Milagros. Decían:
El hombre dice Milagro (y no todas las veces) a la curación del cuerpo, cuando el médico da como diagnóstico "incurable". Y si le pides escritos se niega a darlos. Pues si observas las cosas que no son de curación del cuerpo, ves en muchas de ellas el Poder de Dios, y ya sale el Milagro.
Dijo uno:
Yo le llamaba Milagro a todo lo que el hombre no podía llegar. A la lluvia en la sequía yo decía Milagro. En la tormenta en el pueblo (que había muchas), que veías caer el rayo y en el pueblo quedaban vivos los hombres y el ganado. Cuando se iban los truenos y el susto habían dejado, acudían al casino cada uno contando lo que habían visto y al final decían "Milagro". Y yo contestaba: "Milagro sin merecerlo", porque este pueblo tiene a Dios olvidado. El pueblo da con su tierra y su trabajo para que no hubiera hambre, ni tantos mal vestidos y descalzos; y el que muera sin lepra ya es Milagro. Todos se quedaron serios y cada uno ofreció un trabajo. Hubo quien dio tierras para que las trabajaran, y el dueño no cobraba renta.
Desperté, oí:
El pueblo del Milagro le decían otros pueblos.
Ocurrían cosas que de la Tierra no eran.
A mí se me perdieron unos papeles de una herencia, y esto que voy a decir acarreó gente a la Ermita del pueblo.
Estando un día en un banco, hablando con otros lo que el pueblo había cambiado, se movió un grande viento, que levantaba lo que había en el suelo y hasta arrancaba árboles.
Un remolino de papeles llegó al banco, y entre ellos los de la herencia, que los tenía perdidos.
Fue cogerlos y todos se acercaron y dijeron:
"¡cómo puede ser que los papeles perdidos lleguen a este banco! Esto lo hace Dios para que digan Milagro".
Si tienes Fe en Dios ves Milagro, pensando:
¡qué bueno es Dios, que espera al que hizo mal para darle su Perdón!
Los Milagros los ve más el que más crea en Dios.
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