En Sueño Profético vi muchos niños.
Dijo uno:
Si a estos niños no les enseñan a vivir Presencia de Dios cuando tengan esta edad (y se vieron grupos de hombres y mujeres, ya con la edad que el hombre da los derechos de independizarse del mando de otro) harán el crimen y vivirán el adulterio como una profesión más de la Tierra. Sus cuerpos les pedirán venganza, ira, soberbia, robar, matar y hacer montones de hombres que cayeron al disparo que iba con más fuerza. Que luego, al final, el mismo hombre se premia por haber matado a más.
Si de niños les enseñan que Dios presente está, ni el que manda ni el que va puede aceptar las guerras y llegarían a esta edad (y se vieron ya a mayores sin que fueran ancianidad) con reposo de la vida que allí dejo sin maldad, unas épocas mejores y otras con dificultad. Pero pensando en la Gloria todo se puede pasar.
Desperté, oí:
Pensando en la Gloria piensas en Dios y en los que Ahí con Él se fueron.
Es de sabios querer que el niño aprenda a vivir siempre Presencia de Dios.
Y es un pedazo de carne, como si fuera un robot, el vivir sin acordarse de la Presencia de Dios.
Estos hombres que no piensan que se tienen que morir y que tienen que dar cuentas de haber quitado importancia al crimen y a la violencia.
De haber reformado sus Palabras que escritas dejó en la Tierra.
De haber puesto como cultura lo que de Él los aleja.
El niño para crecer necesita esta Presencia para que huya del crimen y la caridad sienta.
Si siente la caridad no aprende ni manda guerras.
Pues el que manda es el que aprende, y el que aprende luego enseña.
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Es doloroso que excelentes personas adultas no crean en Dios porque sus padres no les enseñaron. Ahora les resulta muy difícil creer. El otro mundo les parece una fantasía, y tampoco enseñan a sus hijos.En estos casos me aferro al poder de la oración.
ResponderEliminarEs que se vive en un mundo deshumanizado, donde la "cultura" del hombre ha puesto a Dios como incultura. Es triste que el hombre no conozca a Dios.
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