En Sueño Profético decían:
Dice con más fuerza “Señor, Te amo”, el que sufre y no Lo culpa sabiendo que el sufrir puede quitarlo, que el que no tiene sufrir y dice “Señor, Te amo”. El Amor grande de Dios puedes en muchos sitios emplearlo. En el niño cuando llora, que aunque tú estés cansando, si tu Amor es de este Cielo, con cariño das tus brazos y lo primero que dices es: “Señor, que no sea que esté malo”. Esto lo dices de chico, pero sin nombrar pecado. Luego, ya lo ves crecer y, si tu Amor a Dios no ha bajado, la frase luego es mayor: “Señor, que no caiga en el pecado, que yo quiero que mi hijo vaya pecados quitando”.
Si ves gente que necesita palabras que pueden ser de alimento, y tú se las puedes dar, ya tienes Amor al Cielo y puedes decir: “Señor, Te amo”.
Dijo uno:
“Señor, Te amo” lo dice tu caminar, tu presencia y tu diálogo, cuando en este dialogar a Dios ya mucho lo has nombrado. “Señor, Te amo”, dicho esto sin practicar, vas apartando de Dios y a otros mal enseñando.
Desperté, oí:
Cuando el Amor de Dios lo sientes, lo haces todo con Amor, sin protesta y sin cansancio.
Si el niño llora de noche, primero le das tus brazos sin protesta. Y al momento de acunarlo miras si puedes al Cielo y el Amor ya te ha empujado a que digas estas frases:
“Señor, que el llanto sea por ser niño, pero no por estar malo”.
Si de hombre lo ves triste, sin saber lo que ha pasado, llamarás a Dios primero, diciendo: “Señor que no sea por el pecado”.
Ya, al hambriento y al desnudo tienes que ir a buscarlos, y entregarles lo que puedas y Amor de Dios ir dejando.
Estudia este Mensaje y verás Amor de Dios en ti, o tú del Amor de Dios retirado.
Como en ti viva este Amor, todo lo harás sin trabajo.
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Hasta que no llega el sufrimiento no se sabe si la persona ama a Dios.
ResponderEliminarEl Mensaje nos enseña a amar a Dios con hechos. Primero, con los que tenemos más cerca. Después, buscando al desnudo y al hambriento.En realidad,amamos a Dios en cualquier acto sencillo. Por ejemplo, en la delicadeza con los demás, en callar para no herir o, como decía Teresa de Calcuta,con una sonrisa.
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