En Sueño Profético decían:
Las alegrías sin Paz no son alegrías ni con gran capital. Pues teniendo capital y faltando la alegría con Paz de la Gloria, el capital más sufrimiento de peligro da.
Dijo un espíritu de la Gloria:
Yo conocí a uno que en el mesón donde yo entraba nos juntábamos a la misma hora. Éste tenía gran capital y por tener tanto dinero la Paz despreciaba y no quería saber nada de donde viniera la Paz, porque decía:
-Yo tengo dinero y no deseo nada. Con dinero compro todo lo que me haga falta, porque al dinero nada se niega.
Éste tenía dos hijos ya mayores, uno con 17 años y otro con 15. La mujer sufría porque siempre estaban con voces y riñas, era difícil que le ayudaran por no oír las riñas que a la familia le daban. El dinero era el defensor de este hombre, y decía: “Yo seré feliz toda la vida”. De la Iglesia no quería saber nada y su mujer le hacía caricias para que le dejara ir a misa.
Ya sigue su mujer, que su espíritu está en la Gloria:
-El dinero sin hacer servicio a Dios se convierte en espíritus que están en contra de Dios.
Sigue su mujer, carne que Dios unió:
-Era una noche fría de invierno cuando me levanté y el padre de mis hijos no se movía. Le vi lágrimas y me acerqué, y no me dio tiempo para preguntar cuando me dijo: “Creo que no me puedo mover, porque no me siento las piernas. Si otra vez anduviese iría todos los días a la Iglesia y el capital que tengo lo quemaría”. Llamé al médico y los dos lágrimas juntamos cuando dijo el médico: “Esto no tiene cura, es una grave parálisis. Ya que traigan un sillón de ruedas y que haga lo que dice”. Los hijos se encargaron de su petición y estas eran sus palabras: “Mirad el dinero con desprecio para lo que no haga falta y si veis a unos necesitados ayudarles, y ya Dios será el mayor capital que tendréis”.
Desperté, oí:
Con mucho dinero, si no pones a Dios lo primero, te falta la Paz.
Y si te pones enfermo, como el que se ha nombrado, ya tu dinero te pone más enfermo.
Pues este paralítico al pueblo enseñó que el dinero te roba la Paz de Dios.
Termina el Mensaje diciendo:
“Dinero malo,
que pones peligros
y quitas Milagros.
Te crees que sirves
y quedas de sobra
para el enfermo incurable,
para apartar la vejez
y para evitar la muerte del joven.
Para lo que más sirves
es para llevar a pecar,
y ya hacer a la Gloria
las puertas cerrar”.
***
No se puede servir a Dios y al dinero.
ResponderEliminarPiolina ¡qué fácil es quererte !
Nos olvidamos de Dios cuando estamos sanos y con dinero, hacemos lo que se nos antoja y pecamos continuamente. Pero cuando caemos enfermos o tenemos problemas económicos y/o familiares, es cuando rezamos. Otras personas incluso van más allá y culpan a Dios de sus desgracias.
ResponderEliminarTenemos mucho "morro"
Bravo Cassidi, me ha encantado tu comentario.Si Dios nos pagara según nuestro comportamiento estoy segura que el hombre no existiría hace mucho tiempo.
ResponderEliminarEs verdad cassdi hay un mensaje que dice "el hombre tiene a DIOS en el sitio del paraguas, si hace lluvia lo coge y si hace sol lo guarda".
ResponderEliminar¡Gracias Ana!
Una de las cosas que da el dinero es la soberbia, creerse mejor que nadie, estar por encima de todo, y siempre dicen, el dinero lo compra todo. En el Mensaje se da de bruces el hombre cuando no puede comprar ni la Paz, ni la salud, ni la muerte.
ResponderEliminarEstá claro Álvaro es muy difícil ver a un rico humilde. Los hay pero están escasos. Todo por no pensar en lo que dice el Mensaje.
ResponderEliminarQuién podría decir que este relato del Mensaje no está de total actualidad, te habla con una sencillez que nadie puede decir que no lo entiende. Así son las cosas de Dios, sencillas. Dios habla al Amor cuanto más Amor mejor comprendes.
ResponderEliminarEs la vida tal cual la viven las parejas que uno de ellos quiera las cosas de Dios y el otro no, tienes que luchar para que haya armonía en el matrimonio, como hacía esta mujer.
ResponderEliminar